sábado, 16 de diciembre de 2017

SE FUE UN CAPITAN. HOMENAJE POSTUMO AL JURISTA CARLOS ANIBAL RESTREPO SALDARRIAGA

SE FUE UN CAPITAN


Charles Journet en su obra hablando de Jaques Maritain dice: “Es también ley estadística que los descubrimientos difíciles, de los que el crecimiento de la historia tiene suma necesidad, raramente se hacen sin el auxilio de las energías del error y de la calamidad. Las purificaciones que todo lo habrían salvado se producen cuando todo ha sido destruido y comienza a florecer de nuevo. Esta es la historia del mundo. Los mundos que se han levantado con el heroísmo terminan en la fatiga, para que vengan a su vez nuevos heroísmos y nuevos sufrimientos que harán surgir otros mundos. La historia humana crece así, pues no es un proceso de repetición, sino de expansión y de progreso, crece como una esfera en expansión, …”.

Digo yo, entonces, que este difícil trance nos abre esperanzas de nuevas propuestas, otros vientos, que tratarán de seguir la huella trazada por el hombre que nos acaba de dejar. Parecería que es inevitable que alguien se destruya para inmediatamente comenzar a florecer de nuevo, pero no es más que un espejismo: morir es bueno porque es pasar a la Eternidad.

Capitanes de nuevas conquistas
nos vincula un eterno fervor,
con la vista en idéntica estrella
y en los labios el mismo clamor.”

Reza una de las estrofas del himno de la gloriosa Universidad Pontificia Bolivariana, uno de los grandes amores del Dr. Carlos Aníbal Restrepo Saldarriaga. Egresado de su facultad de Derecho en 1955, profesor, asesor permanente y amigo personal del gran Rector de esa universidad, Monseñor Félix Henao Botero. Le dolía cuando veía equivocaciones en su Alma Mater, y gozaba cuando veía que aun había semilla que siempre haría renacer a esa gran universidad nacida del conflicto político entre el conservatismo y el liberalismo laicizante de 1.936. Fue un Bolivariano a carta cabal y un verdadero Capitán de ese ente universitario; tenía él, lo que llamamos el talante bolivariano en toda su extensión: Cristo y Bolívar fueron su alfa y omega.

Su paso por el sector público y privado fue ejemplar: en las empresas que dirigió y asesoró, orientó con maestría y con justicia las relaciones entre los patronos con sus trabajadores y sindicatos. Entre ellas puedo mencionar al Instituto de Seguros Sociales, la Nacional de Chocolates, las empresas del Grupo Mundial (especialmente Pintuco), Cervunión, Fabricato, Comfama, entre muchas.

En la Rama Judicial, desde cuando fue Juez de la República, hasta llegar al más alto cargo como Magistrado en el Consejo de Estado, se destacó con su pulcritud, honorabilidad y sentido de la justicia. Entre sus grandes amigos de ese organismo, mencionaba con frecuencia a Nemesio Camacho Rodríguez, Samuel Arango Reyes, Juan Hernández.

A su Despacho de abogado concurrían empresarios y gentes de todas las condiciones sociales e ideológicas: sindicalistas, trabajadores, profesionales, amas de casa, empresarios, ganaderos, con toda clase de inquietudes y problemas, a quienes orientó y asesoró con maestría, con pundonor, y por sobre todo, con una gran sentido de la justicia y la oportunidad.

El Colegio de Abogados de Medellín lo distinguió como Jurista Destacado.

A pesar de haber sabido del Dr. Carlos Aníbal Restrepo Saldarriaga, primero por referencias de sus alumnos de la Bolivariana, tuve el honor de conocerlo personalmente cuando yo trabajaba en Cervecería Unión y me llamó para solucionar una dificultad con un exfuncionario de esa entidad. Desde ese momento, hace 25 años, nunca dejé de estar cerca de ese gran hombre, distinguido jurista y maravilloso consejero.

En el año de 1994 estuve muy cerca del Dr. Carlos Aníbal Restrepo Saldarriaga porque acudimos a su asesoría jurídica para atender los graves problemas sindicales y laborales que tuvo que afrontar las Empresas Varias de Medellín. Durante todo ese año trabajamos codo a codo y pude constatar, una vez más, su tino, su prudencia, su sentido de la justicia y del derecho, y su visión, porque Carlos Aníbal Restrepo Saldarriaga reunió, dentro de sí: el sentido del jurista, la agudeza de la oportunidad y la visión empresarial.

Desde diciembre de 1.994 hasta diciembre del 2013 no volvimos a separarnos: formamos, junto con el Dr. Jesús Vallejo Mejía y la Dra. Clara Alicia Restrepo Vélez (su maravillosa y distinguida hija), un profesional y excelente buffette. 20 años íbamos a cumplir. Desde ese 1.994 hasta el último día que fué a la oficina, hará cosa de cuatro semanas, todos los días, invariablemente a las 8.30 am, comenzaba una tertulia de 45 minutos para analizar los hechos del día a día: la política internacional, nacional y local; las anécdotas; la historia de Antioquia, de Colombia y del mundo; situaciones coyunturales profesionales; los hechos empresariales; la Bolivariana que no podía faltar en el orden del día; la Justicia etc… porque el Dr. Carlos Aníbal Restrepo tenía algo que no tenía nadie: ¡información! y como dice el antiguo adagio: “Quien tiene información tiene poder”. Eso era el Dr. Carlos Aníbal Restrepo Saldarriaga: un cántaro de información inagotable, es decir, una verdadera fuente del saber. Por eso siempre decía: “El ser humano tiene dos oídos y una boca, para escuchar mucho y hablar la mitad”. Se aplicaba en estas deliciosas tertulias diarias lo que dice Platón en su República cuando Sócrates se encuentra con Céfalo en el Pireo y le dice: “Por cierto, Céfalo, que me es grato dialogar con los más ancianos, pues me parece necesario enterarme por ellos, como gente que ya ha avanzado por un camino que también nosotros tal vez debamos recorrer, si es un camino escabroso o difícil, o bien fácil y transitable.”

Una de las grandes virtudes, entre muchas otras, que pude constatar en el Dr. Carlos Aníbal Restrepo Saldarriaga, era su agudeza, su inmediata y clara percepción de las cosas, los alcances de éstas, los últimos fines de las actuaciones y las decisiones; era el Dr. Carlos Aníbal como un prestidigitador, un mago de lo que podría pasar si ocurría esto o lo otro, era un visionario. De un plumazo sabía cómo actuar y en qué momento hacerlo; cuándo hablar y cuándo callar, aunque siempre prefirió esto último. El absorbía datos, era una esponja maravillosa que rápidamente mezclaba informaciones con experiencia, y cuando necesitaba tiempo, lo pedía: “Dejame consultar con mi almohada”, “Dejame pensar esta noche”. Siempre he tenido la duda del papel que podía desempeñar en todo eso su esposa y compañera: Doña Alicia.

En política, era un conservador de veras, un laureanista convencido, le encantaba volver a leer y escuchar los célebres discursos de este gran jefe conservador. Siempre al tanto de su Partido, vió, entristecido, como ese otrora gran Partido Conservador se diluía en manos de quienes no supieron llevar el timón que les dejaron los Gómez, los Ospina, los Alzate, los Restrepo, los Caro, los Leopardos.


Son tantas las enseñanzas, el ejemplo, el legado que nos deja el Dr. Carlos Aníbal Restrepo Saldarriaga de una vida vivida con total intensidad, minuto a minuto, que él no morirá, vivirá eternamente en nuestra memoria para gloria de esta maravillosa tierra antioqueña donde deja su semilla. Se me asemeja esa perennidad que nos deja, al relato que nos hace Cervantes en El Quijote hablando con Sancho, cabalgando, después de una de sus múltiples aventuras, dónde aquel le habla a éste del bálsamo de Fierabrás:

“Es un bálsamo, respondió Don Quijote, de quien tengo la receta en la memoria, con el cual no hay que tener temor a la muerte ni hay pensar morir de ferida alguna. Y así, cuando yo le haga y te le dé, no tienes mas que hacer sino que cuando vieres que en alguna batalla me han partido por medio del cuerpo (como muchas veces suele acontecer), bonitamente la parte del cuerpo que hubiere caído en el suelo, y con mucha sutileza, antes que la sangre se hiele, la pondrás sobre la otra mitad que quedare en la silla, advirtiendo de encajalla igualmente y al justo. Luego me darás a beber solos dos tragos del bálsamo que he dicho, y verasme quedar más sano que una manzana.”

La herencia que recibimos todos aquellos que hemos estado cerca del Dr. Carlos Aníbal Restrepo Saldarriaga es igual a ese bálsamo de Fierabrás, de manera que ésta pérdida que hoy estamos lamentando, renacerá a través de su viva memoria todos los días; de manera tal que, hoy, estamos bebiendo ese bálsamo de Fierabrás para mañana comenzar a hacer todo lo que nos enseñó este Grande que nos deja.

A su esposa Alicia, a sus hijos Gloria, María Teresa, Clara Alicia (su inseparable compañera durante su ejercicio profesional), Alvaro, Andrés y Anita; a sus nueras Martha y Luz maría, a sus yernos: Víctor, Gabriel Jaime y Jorge, a sus numerosos nietos, nuestro más sentido pésame por tan irreparable pérdida; pero más, a nuestro querido suelo antioqueño que ha perdido a uno de sus más connotados y egregios capitanes que han señalado el rumbo y han despejado la trocha.

Deseo recordar en este importante momento, para dar el postrer adiós al maestro, al amigo, al Jefe, al Señor, un aparte de la célebre oración fúnebre de Pericles cuando enterraba Atenas a sus muertos después de la guerra del Peloponeso:

“…contemplando de hecho cada día el poderío de la ciudad y enamorándose de él, y cuando les parezca que es inmenso, piensen que todo ello lo adquirieron unos hombres osados y que conocían su deber, y que actuaron con pundonor en el momento de la acción; y que si fracasaban al intentar algo no se creían con derecho a privar a la ciudad de su innata audacia, por lo que le brindaron su más bello tributo: dieron, en efecto, su vida por la comunidad, cosechando en particular una alabanza imperecedera y la más célebre tumba: no sólo el lugar en que yacen, sino aquella otra en la que por siempre les sobrevive su gloria en cualquier ocasión que se presente, de dicho o de hecho. Porque de los hombres ilustres tumba es la tierra toda, y no sólo la señala una inscripción sepulcral en su ciudad, sino que incluso en los países extraños pervive el recuerdo que, aun no escrito, está grabado en el alma de cada uno más que en algo material.”

Eso fue el Dr. Carlos Aníbal Restrepo Saldarriaga: un hombre osado, que conocía su deber, que actuó con pundonor en el momento de la acción, y que si fracasaba al intentar algo no se creía con derecho de privar a su Antioquia de su innata audacia, por lo que dio su más bello tributo, dio su vida por la comunidad y cosechó por ello una alabanza imperecedera.

Fue Carlos Aníbal Restrepo Saldarriaga un Cristiano a plenitud, da fé de ello su familia, su unidad, en él renacieron los patriarcas; por ello puedo afirmar que está en el Cenit de su Gloria, y siguiendo a Pascal:

“Grandeza, miseria.
A medida que se tiene más luz, se descubre más grandeza y más bajeza en el hombre.
La mayoría de los hombres.
Los que son más elevados.
Los filósofos.
Sorprenden a la mayoría de los hombres.
Los cristianos, sorprenden a los filósofos.
¿Quién se extrañará, pues, al ver que la religión no hace más que conocer a fondo lo que se reconoce tanto más, cuanta más luz se tiene?”


A éste Cristiano Capitán que nos dirigió, al Dr. Carlos Aníbal Restrepo Saldarriaga, hay que recordarle a Withman:

“Oh! Capitán, mi Capitán:
Nuestro azaroso viaje ha terminado”

Se ha ido uno de los grandes de Antioquia. ¡Paz en su tumba!




JULIO ENRIQUE GONZALEZ VILLA

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