jueves, 29 de noviembre de 2018


La Universidad Pontificia Bolivariana


Alfonso López Pumarejo sube a la Presidencia de la República en 1934 con la intención decidida de intervenir para dirigir no sólo la economía sino la educación en el País, por lo que se empeñó en modificar sustancialmente la Constitución Política de 1886 con las reformas de 1910.

El gobierno de López Pumarejo decidió romper la columna vertebral basada en la propiedad privada, pilar fundante de la Constitución de 1886, e incorporar un nuevo pilar: el social, inspirado en las teorías de Leon Duguit.

En su intención de modificar todo el sistema educativo, exigiendo cambios radicales, nombró como ministro de educación al Dr. Luis López de Mesa, quien asume la cartera el 13 de agosto de 1934.

Sobre la educación en Colombia, López de Mesa “…se manifestó en contra de lo que era el sistema educacional tradicional del país, y en las corporaciones públicas cuestionó severamente la pedagogía en que esta se basaba. Es una educación dispuesta siempre a plantear problemas pero que nunca daba la respuesta a ellos. Dijo en cierta ocasión.” (Francisco Mario Velásquez A, Carlos H. Uribe C y Eduardo Santa; Vida y Obra del Profesor Luis López de Mesa; Editorial U de A, 1985, pag. 53).

Para llevar a cabo sus propósitos, logró que se estableciera en la Ley 12 de 1934 una dirección de universidades dentro del Ministerio de Educación, y en comunicación del 17 de diciembre de 1934 al Congreso reitera que el movimiento liberal tenía como objetivo “Tomar a la educación nacional como factor decisivo de ese movimiento político que se encontraba en el poder” (Francisco Mario Velásquez A, ob. Cit. pag. 57).

En un célebre discurso de Luis López de Mesa en el Primer Congreso Internacional de la Gran Colombia, éste ministro de educación había dicho:

“Si a un labriego le hemos enseñado el Padre Astete, sabrá rezar, pero no sabrá sus derechos civiles ni de sus deberes familiares; si a un bachiller le hacemos aprender el texto o los dictados de la metafísica que se acostumbran en nuestros colegios, sabrá Teología pero no tendrá un criterio filosófico; si a un pedagogo lo hemos instruido en la sicología de los escolásticos, sabrá defender el Dogma, pero no educar a un niño; si a un abogado le enseñamos esta misma filosofía escolástica, aunque haya pasado por tercera mano, no podrá interpretar el derecho moderno. Se les habrá educado para funciones diversas de las que tienen que llevar, y por lo mismo, resultará lo que ha resultado entre nosotros. …En religión el dominio indiscutido por muchos años en el más respetado maridaje con el Gobierno, probó que ella no nos dá la felicidad en este mundo. En política un nitchiano desequilibrado nos probó la falsedad de los ídolos…. El clero, en general, no está bién preparado para el progreso. Ved a nuestros virtuosos párrocos: hicieron seis años de filosofía Tomista, de Teología, total: no saben una palabra del corazón humano ni de las necesidades del hombre moderno. Oyen hablar de civilización y se espantan creyendo ver un crimen tras esa inocente palabra. Se suben a la Cátedra Sagrada para encasillarse en un discurso de Santo Tomás o de San Buenaventura… El párroco cobra el diezmo y la primicia, y no sabe una demostración persuasiva para arrancar a sus feligreses de los métodos añejos de cultivo con que arruinan sus tierras. Los absuelve de sus borracheras y no sabe protegerlos contra ellas… los absuelve de la formación orgiástica y deseada y no sabe hacerles comprender que la sífilis es la implacable destructora de la personalidad y de la raza…. En los seminarios rezaron mucho, aprendieron mucha Liturgia y poco más: por eso están ahí, impotentes ante el mal, arrollados por él y temblando ante el grito lejano de la civilización vencedora….¿Cómo una comunidad religiosa, con su espíritu de clausura, de celibato, de humildad, de ascetismo, de escondites…puede educar un pueblo para la democracia en lo civil, la experimentación en la ciencia y la moral de la razón?” (Francisco Mario Velásquez A, ob. Cit. pags. 120 a 122).

Obviamente todas estas ideas que despotricaban de lo tradicional, de la escolástica, del tomismo, en un ministro de educación que, con la complacencia del gobierno había decidido tomarse la educación del país, iba a generar serios problemas, especialmente en una sociedad como la antioqueña, tan apegada a su religión, a sus costumbres, a su moralidad, a su tradición y a su Partido Conservador.

Todo aquello provocó un enfrentamiento frontal con la Iglesia colombiana que llevaron hasta la renuncia del Ministerio de Educación al profesor López de Mesa en agosto de 1935 y su reemplazo por Darío Echandía.

Recién posesionado como Ministro Darío Echandía, y cuando se había citado el Congreso Eucarístico en Medellín que se inició el 14 de agosto de 1935, el Obispo Coadjutor de Bogotá, Juan Manuel González Arbeláez, llevó a Medellín el Santísimo en avión, por lo que el Ministro Echandía en el Congreso de la república expresó que ese viaje en avión lo había hecho el Obispo contra expresa prohibición del Vaticano. No sobra advertir que Echandía no profesaba el catolicismo

El Obispo González Arbeláez calificó de mendaz al ministro Echandía. Adicionalmente, ante una imprudente declaración de la mayoría liberal del Concejo de Bogotá expresando que sólo se asociaría al certamen en Medellín (el del Congreso Eucarístico) “siempre y cuando los prelados colombianos se pronunciaran favorablemente sobre la reforma del Concordato, el establecimiento de la educación laica, la supresión de las misiones catequizadoras, la adopción del divorcio vincular”, hizo que el Congreso Eucarístico calificara dicha decisión de “ruin, infame, desvergonzada y canalla” tomando juramento a la multitud el obispo Juan Manuel González Arbeláez de “defender a la religión católica a costa de la vida misma”[1].

El enfrentamiento con el Partido Conservador, obviamente, también fue frontal. El Partido Conservador decretó la abstención electoral cuando ya López Pumarejo se había posesionado en la Presidencia de la República, de manera que el Congreso era totalmente liberal.

Para el partido Comunista todo el que estaba en contra de su ideología, era fascista. Hasta el llamado unirismo de Jorge Eliecer Gaitán, fundado el 1 de agosto de 1934, fue motejado de fascista[2]: “El principal enemigo del proletariado, de su partido de vanguardia y de las masas trabajadoras de la ciudad y del campo, es el partido liberal, sobre todo su llamada izquierda y dentro de esta izquierda la variedad fascistizante rotulada unirismo.” (El Bolchevique en su nº 47 de 1935)[3]. El propio partido liberal atacó a Gaitán: “el caso más grave sucedió en Fusagasugá en donde una manifestación unirista, ante la que hablaba Gaitán, fue atacada por grupos liberales, con un saldo de 4 uniristas muertos”[4]. Era tal el uso del calificativo de fascista a todo lo que no era comunista que el proyecto de López sobre intervención estatal “era rechazado a su vez por el Partido Comunista, con  el argumento de que se trataba de una tesis fascista.”[5]

Los sectores productivos del campo se reúnen en la sede de la Sociedad de Agricultores y se crean la Liga Nacional para la Defensa de la Propiedad, el Sindicato Nacional de propietarios y de empresarios agrícolas, auspiciado por el grupo conservador de Los Leopardos liderado por José Camacho Carreño. Todo, días después de la posesión de López.

López Pumarejo contestó: “..no hay todavía ningún modo de obrar sobre los propietarios de tierras y grandes industriales para prevenir los conflictos con un carácter más humano, más liberal, más generoso, que corrija las injusticias e impida la aplicación de algunos reglamentos de trabajo, que mantienen al campesino sujeto a un régimen feudal.”

Esa fue la razón por la que López decidió reformar la constitución e intervenir decisivamente en la economía.

Como respuesta a López, el Sindicato de Propietarios el 7 de agosto de 1935 se constituyó en agrupación política con el nombre de APEN que es la Acción Patriótica Económica Nacional (Alvaro Tirado Mejía; López Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 308). Era tal la tirantez con el gobierno que la APEN elaboró el lema: “Propietarios de todo el país, uníos” para enfrentarla a la comunista: “Proletarios del todo el mundo, uníos”

La aprobación de la reforma constitucional de 1936 por un congreso exclusivamente de filiación liberal hizo que la Iglesia y el partido Conservador hicieran causa común, tanto que esa empatía se pudo verificar en el famoso Congreso Eucarístico de Medellín.

En el mes de abril de 1936 circularon rumores de que se preparaban actos de fuerza contra el gobierno de López que llevó a la detención de militares en Bogotá, Cali, Pasto, Popayán y Manizales; en forma irresponsable se señaló al Dr. Alfredo Cock Arango, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia, como director del inventado complot contra el gobierno en la ciudad de Medellín[6].

El gobierno de Alfonso López Pumarejo fue un gobierno liberal, intervencionista (“En la práctica existe una clamorosa exigencia de que el Estado intervenga en todo, lo dirija todo, regule todo, apoye todo” dijo López en su mensaje al Congreso en 1936), laicizante, demagógico y populista. Ante la creencia de un complot contra su gobierno, las directivas de López alentaron la creación y estímulo a los llamados Frentes Populares, en forma similar a los que se habían creado en Francia y España, “de acuerdo con las directrices esbozadas en el VII Congreso de la Internacional Comunista, reunido en Moscú el 25 de julio de 1935” en donde “se preconizó la alianza con los socialistas, los radicales y demócratas, frente a los partidos de derecha” [7].

De estos Frentes Populares hicieron parte conocidos dirigentes de la izquierda colombiana como Gerardo Molina, Diego Luis Córdoba y Gilberto Vieira. De este modo, la izquierda pasó a apoyar el gobierno de López Pumarejo. Se puede decir que “el acta de nacimiento de lo que en Colombia se conoció como el Frente Popular, fue la manifestación del primero de mayo de 1936”. En esa concentración compartieron balcón el Presidente López, Roberto Botero Saldarriaga, liberal, y el dirigente comunista Gilberto Vieira[8]. “Podría decirse que la máxima expresión práctica de lo que fue el Frente Popular, se dio en el Congreso Sindical de Medellín, reunido a principios de agosto de 1936. Allí, en un clima de extrema tensión y en medio de acontecimientos violentos” según Alvaro Tirado Mejía, provocados por las derechas por cuanto estaban celebrando los 50 años de la constitución de 1886, se creó la Confederación Sindical de Colombia[9].

Siguiendo las orientaciones del Presidente López Pumarejo, el gobierno departamental de Antioquia decidió el cambio total de los profesores conservadores por profesores de filiación liberal en la facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia. Era el mes de mayo de 1.936. Las reformas que se ventilaban y que dieron lugar a la reforma liberal constitucional de 1936 dieron lugar a que el dirigente conservador Augusto Ramírez Moreno, desde la recién inaugurada La Voz de Colombia, dijese: “hay que desobedecer, los ciudadanos quedan relevados de toda obligación de obediencia a las leyes inicuas y a las autoridades” (Alvaro Tirado Mejía: “López Pumarejo: La Revolución En Marcha”)

El año de 1936 en cuanto a la educación se refiere fue especialmente complejo. Había dentro de la facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia muchas inquietudes respecto al nuevo rumbo trazado para la universidad por el gobierno centralizador de Alfonso López Pumarejo.  Atentando contra la autonomía de la Universidad de Antioquia, se expidió la Ordenanza 27 de 1935 que organizaba el Fondo Acumulativo Universitario para controlar desde Bogotá las finanzas de la Universidad. Era tan claro el control que quiere el gobierno López Pumarejo de la Universidad de Antioquia, que consta en el acta 1 de junio 2 de 1.936 de le fundación de la Bolivariana, que los doctores Braulio Mejía y Emilio Robledo, profesores de la Universidad de Antioquia, expresaron cuando se les citó para fundar dicha universidad “que en su sentir no era el momento oportuno de proceder a esas fundaciones porque se precipitaría el conflicto de la Universidad con grave peligro de ser ésta centralizada de acuerdo con los anhelos del gobierno”.

La Universidad de Antioquia en 1936 era la única universidad del Departamento de Antioquia y su rector era designado por el Gobernador de Antioquia, quien a su vez era designado por el Presidente de la República. La creación de ese Fondo Acumulativo Universitario atentaba contra la autonomía de la Universidad de Antioquia y en consecuencia fue objeto de muchas críticas y cuestionamientos a través de censuras y ataques anónimos.

En el fondo se discutía la autonomía de la Universidad de Antioquia frente al interés del Gobierno central de López Pumarejo de controlarla. Como consta en la primera acta de prefundación de la Bolivariana, esa reunión tuvo como objeto “tratar los actuales problemas que confronta la Universidad de Antioquia”.

Desde el 11 de mayo de 1.936, el Dr. Guillermo Jaramillo Barrientos, representante de los profesores en el Consejo Consultivo de la Escuela de Derecho de la Universidad de Antioquia, cita a una reunión privada ese mismo día a los siguientes profesores: Alfredo Cock Arango, Julio Enrique Botero, Rafael Botero R., Bernardo Ceballos Uribe, Cayetano Betancur, David Córdoba Medina, Bernardo Echeverri, Félix Henao Botero, Alfonso Restrepo Moreno, Juan Evangelista Martínez, Manuel Restrepo J., Rafael Restrepo M., Francisco E. Tovar, Lázaro Uribe C., y Nicolás Vélez. De esta reunión surge una comunicación al señor rector y al decano de Derecho de la Universidad de Antioquia, fechada el 29 de mayo reclamando por la persecución de los profesores que no profesan el credo político liberal del gobierno de López Pumarejo. Dicen los firmantes, Dres. Guillermo Jaramillo Barrientos y Alfredo Cock Arango: “Tenemos informes dignos de toda fe de que algunos interesados en las Directivas políticas se ha pactado procurar el retiro de las cátedras de la Facultad de Derecho de los profesores que no profesan determinado credo político, y de que se ha planeado llevar a cabo esa medida en forma paulatina, procurando que algunos estudiantes obstaculicen la labor de determinados profesores, para obligarlos a abandonar la cátedra.”[10]

El Dr. Alfredo Cock Arango, miembro del Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia expresó: “Aunque no me mezclaba en cuestiones políticas, encontré improcedente e injusto lo que se planeaba, de cuyos detalles que discutían en secreto los miembros liberales de esa Corporación pude informarme por indiscreciones de algún empleado que ellos lo creían liberal.”[11]

Fue el Dr. Alfredo Cock Arango a quien se le ocurrió fundar la Universidad Bolivariana: “Como lo que se planeaba era inevitable y era inútil luchar por cuanto el Gobierno disponía de la facultad de dictar Decretos-Leyes y sus hombres ocupaban los cargos directivos como resultado de disposiciones dictadas ad hoc, me pareció más acertado que empeñarse en una lucha que necesariamente conduciría a la derrota, ganarles de mano a los adversarios fundando una Universidad Privada, sin trabas partidistas y que correspondiera, en forma completa, a los ideales del Libertador Bolívar.”[12]

Fue el Dr. Alfredo Cock Arango quien se le presentó el 1 de junio de 1936 al Párroco de la Iglesia de La Candelaria, Padre Germán Montoya Arbelaez, y en compañía de Don Rafael Mesa Barrientos, lo puso “al corriente de las actividades que había venido desarrollando con el objeto de fundar una Universidad Privada”. “Igualmente lo puse al corriente de los motivos que me inducían para tratar de procurar la fundación de esa Universidad, motivos de que me había impuesto en mi carácter de profesor de la Universidad de Antioquia y de miembro del Consejo Directivo de la expresada Institución, así como del fracaso de mis gestiones y le pedí su ayuda para fundar una Universidad Católica, la que se acordó sin vacilar.”[13]

Como consta en el acta Nº 1 de junio 2 de 1936, se reunieron los siguientes profesores de las facultades de Derecho y de Medicina de la Universidad de Antioquia: Doctores Braulio Mejía, Emilio Robledo, Luis E. Arango Pérez, Antonio Osorio I, Alberto Bernal Nicholls, Dionisio Arango Ferrer, Braulio Henao Mejía, Juan Evangelista Martínez, Rafael Botero, Alfonso Restrepo Moreno, Bernardo Echeverri, Alfredo Cock Arango, Félix Henao Botero y Cayetano Betancur, a instancias del párroco de la Iglesia de la Candelaria, Padre Germán Montoya para fundar una Universidad Católica en Medellín, ante el laicismo que estaba campeando en la Universidad de Antioquia.

Después de la explicación de la citación por el Padre Germán Montoya, desde el primer instante, como consta en el Acta 1 de junio 2 de 1936, toma la palabra el Dr. Alfredo Cock Arango y expresa con mucho realismo que “estaba de acuerdo con la necesidad de salvar la Universidad y que veía muy fácil la manera de fundar una Escuela de Derecho que solo requiere profesores y alumnos pero muy difícil de constituir  una Escuela de Medicina por necesitar ésta de hospital y laboratorios.”

La conclusión de la primera reunión para evaluar la situación por la que pasaba la Universidad de Antioquia y la idea de fundar una nueva universidad fue “nombrar una comisión compuesta por los Doctores Rafael Botero, Bernal Nicholls, Arango Ferrer y Cock Arango para procurar una reunión en la cual se formaría el comité que haya de hacer los estudios necesarios para la posible fundación de la Universidad Católica y para ver la manera de propagar esta idea.”

Es tan claro el liderazgo del Dr. Alfredo Cock Arango en la idea de fundar a la Bolivariana que no sólo hace parte de la comisión de cuatro personas designada para tal fin el 2 de junio, sino que tan solo una semana después aparece citando la segunda sesión del Comité creado junto con Bernal Nicholls y Arango Ferrer, y ya es el Doctor Alfredo Cock Arango quien preside.

Se constata en la segunda reunión de junio 9 de 1936 en la que se citó a importantes representantes de la industria, del comercio y de los gremios de ingenieros, médicos y abogados, que comienza la reunión el Doctor Alfredo Cock Arango hablando “nuevamente de la necesidad de organizar una Facultad de Derecho y en cuanto a la Escuela de Medicina expresó la posibilidad de aprovechar para ésta el Hospital de San Vicente de Paúl que depende de una Junta privada; para el caso de no aprovecharse éste dijo que indudablemente Medellín necesita otro hospital y que para obviar la dificultad del gran costo la nueva Escuela de Medicina podría funcionar con laboratorios modestos pero suficientes.”

En la segunda reunión fundacional de la Universidad Bolivariana se crea un nuevo “comité, integrado por representantes de los distintos gremios, para que continúe el estudio de los diversos problemas que presenta la fundación de la Universidad Católica.” Y aparece designado y participando activamente en el nuevo comité el Dr. Alfredo Cock Arango. En ese Comité también se designan el Doctor Félix Henao Botero, el Doctor Gil J. Gil, Don Manuel María Escobar, el Doctor Gonzalo Restrepo Jaramillo, el Doctor Federico Vásquez U. y Don Ramón Echavarría. En esta segunda reunión aparece como otro gran soporte al lado de Cock, el Presbítero Félix Henao Botero, quien también es profesor en la Universidad de Antioquia, defendiendo “la realización de la Universidad Católica” agregando que “en Antioquia todo es posible.”(Acta # 2)

El 20 de junio de 1936 se reúne por tercera vez el Comité Pro Universidad Católica, y nuevamente aparece sin falta el Doctor Alfredo Cock Arango al lado de Don Manuel María Escobar, Don Ramón Echavarría, y los Doctores Gonzalo Restrepo Jaramillo y Gil J. Gil. En esta reunión se analiza el nombre de la Universidad dejando en claro que llevaría el de Católica y se conviene en designar a los Doctores Alfredo Cock Arango y Gonzalo Restrepo Jaramillo para “inquirir la opinión del Ilustrísimo Señor Arzobispo, Administrador Apostólico, acerca del proyecto y de la forma en que él contribuiría a su realización.” (Acta # 3)

En la cuarta sesión del Comité fundacional el día 23 de junio de 1936, sin falta, acude a la cita el Doctor Alfredo Cock Arango a la sesión donde están Don Manuel María Escobar, Don Ramón Echavarría, Don Luis Eduardo Arenas, los Doctores Gil J. Gil, Félix Henao Botero y Federico Vásquez Uribe, y es el Dr. Cock Arango, una vez abierta la sesión, quien manifiesta que “en desempeño de la comisión confiada a él y al Dr. Gonzalo Restrepo J…el Excelentísimo Señor Arzobispo les manifestó que veía con mucha complacencia las actividades en que éste Comité está empeñado; que desde el principio expresó al Doctor Félix Henao Botero que él sería el primero en contribuir a ésta obra.” Ese día el Dr. Cock Arango quedó designado en la Comisión Económica con el objeto de recoger fondos y llevar “a efecto una reunión general de individuos de todos los gremios, que puedan interesarse en la idea de la Universidad Católica”, reunión que sería presidida por el Señor Arzobispo.(Acta # 4)

La sesión del 30 de junio de 1936 da fé de la asistencia del Dr. Cock con todos los otros miembros del Comité Fundacional: Don Manuel María Escobar, Don Ramón Echavarría, Don Luis Eduardo Arenas y los Doctores Gil J. Gil, Félix Henao Botero, Gonzalo Restrepo Jaramillo, Federico Vásquez Uribe y León Londoño. En esta oportunidad curiosamente el Dr. Alfredo Cock Arango no interviene y se nota en la reunión cierta desazón porque no se vé claro el apoyo del Arzobispo, dado que éste se negó a recibir en su Palacio a quienes iban a participar de la reunión general de individuos de todos los gremios interesados en la idea de la Universidad Católica “por su temor de que la Nunciatura Apostólica por instancias del gobierno llegara a llamarle la atención, por creerse erradamente que se trata de una guerra a la Universidad oficial”. Ante esa dubitación de la Curia, el Doctor Félix Henao Botero “se mostró partidario de que una Junta elabore un plan de acción y lo someta al Excmo. Señor Arzobispo para que lo bendiga; de que ese plan contenga el memorándum de razones por las cuales se funda la Universidad Católica, con la advertencia de que ésta quedará “exenta” es decir autónoma en sus reglamentos, manejo de dinero, nombramientos, etc., sin depender de la Curia, la que solo intervendrá en caso de un grave error;”…Preguntado sobre la manera como el Ilustrísimo Señor Arzobispo podría intervenir indirectamente respondió que por ejemplo nombrando Rector de una terna que se le presente o aprobando la Curia los textos de enseñanza.”. (Acta # 5)

La Iglesia dudó de la conveniencia de la fundación de la Universidad, por lo que el  Padre Germán Montoya Arbeláez “se vió obligado a prescindir de prestar su cooperación, al menos como Director o Asistente Diocesano de la Acción Católica”[14].

En esa sesión del 30 de junio de 1936, el Dr. Gonzalo Restrepo Jaramillo fue enfático en expresar que no se podía fundar una Universidad Católica “sin el apoyo claro de la autoridad eclesiástica”, por lo que se comisionó al Doctor Félix Henao Botero para concretar la forma en que el Arzobispo podría intervenir para prestar su ayuda.[15]

Simultáneamente, se presentan otros sucesos dentro de la Universidad de Antioquia:

Como consta en el acta Nº 461 de julio 3 de 1936 del Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia, el representante de los estudiantes en el Consejo Directivo, Emiliano Guzmán Larrea, propuso formalmente al Consejo Directivo “amonestar al profesorado y al alumnado universitario para que si están de acuerdo en que en nuestra Universidad no se rinde culto a Dios, y si consideran también que su integridad de católicos se está menoscabando, abandonen cuanto antes sus cátedras y sus cursos respectivamente”[16].

Es miembro del Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia el Dr. Alfredo Cock Arango, quien es profesor de la Facultad de Derecho desde 1912 y toma la palabra advirtiendo que “en principio es amigo del Fondo Acumulativo Universitario por cuanto beneficia a la Universidad”, pero rechaza la proposición del estudiante Guzmán Larrea calificando ese modo de proceder como inaceptable. El representante de los estudiantes injuria al Dr. Alfredo Cock Arango y a los profesores diciendo que “en cuestiones de virilidad los estudiantes van más lejos”, lo que obliga a dos miembros del Consejo Directivo a dejar el Concejo: el Doctor Miguel María Calle (profesor de la Facultad de Medicina, exrector de la Universidad y profesor Distinguido) y el Dr. Alfredo Cock Arango. Este hecho da lugar a la renuncia irrevocable, dentro del mismo Consejo, del Dr. Miguel María Calle como Profesor y como miembro del Consejo Directivo.[17]

Volviendo a los sucesos prefundacionales de la Bolivariana:
En la sexta reunión del Comité Fundacional, que sesionó el 7 de julio de 1936 y en la cual asistieron Don Manuel María Escobar, Don Luis Eduardo Arenas, y los Doctores: Félix Henao Botero, Federico Vásquez Uribe, León Londoño y el infaltable Alfredo Cock Arango, llevó la vocería Félix Henao Botero, quien había cumplido su encargo de conversar con el Señor Arzobispo de Medellín, Tiberio de J. Salazar y Herrera, conforme se le mandó en la sesión del 30 de junio, y expresó que el “Señor Arzobispo escribirá al Señor Nuncio Apostólico para suministrarle informaciones sobre la obra de la Universidad Católica a fin de prevenirlo a favor para que no llegue a pensarse que se trata de acabar con la Universidad de Antioquia. También expresó que Monseñor Salazar estaba listo a presidir la reunión general que se proyecta hacer en desarrollo de la obra, a bendecir ésta y que quiere que dicha bendición se obtenga de los Ilustrísimos Señores Miguel Angel Builes y Francisco Cristóbal Toro, y que con la elaboración de estatutos no se de campo a que ocurra lo que al Colegio del Rosario que tuvo su tiempo ateo y estuvo en manos del Estado con lo que se traicionó la intención de sus fundadores.” (Acta # 6). No puede olvidarse que el Colegio Mayor del Rosario fue fundado por el Arzobispo de entonces, Fray Cristóbal de Torres en 1654, y entregado a la orden Dominica. Era claro que tenía que garantizarse la confesionalidad Católica por siempre en los estatutos de la nueva universidad.

El acta Nº 7 del 14 de julio de 1936 da fé de la presencia de Don Manuel María Escobar, Don Ramón Echavarría, Don Luis Eduardo Arenas, y los Doctores Félix Henao Botero, León Londoño, Gonzalo Restrepo Jaramillo y Alfredo Cock Arango, donde consta la decisión de iniciar con la Facultad de Derecho y el colegio para que naciera la nueva Universidad. De la misma manera se expresa que se espera la respuesta del Nuncio a la comunicación que le remitió el Arzobispo de Medellín sobre la fundación de la Universidad.(Acta # 7)

Es una realidad, tal cual lo había expresado el Dr. Gonzalo Restrepo Jaramillo, que sin el apoyo expreso de la Iglesia Católica, esta idea se retrasaría.

El Frente Popular gana en las elecciones de febrero de 1936 en España y el socialismo de Manuel Azaña trata de imponerse. José Antonio Primo de Rivera, Jefe de la Falange es apresado el 14 de marzo. El 13 de julio es asesinado el líder de derecha José Calvo Sotelo. El 17 de julio de 1936 se dá el golpe de Estado en España por parte de gran parte del estamento militar contra la República, dando comienzo a la guerra civil española. El laicismo, los ataques a la Iglesia Católica, el socialismo materialista, los Frentes Populares, la centralización de la educación en cabeza del ideario socialista, todo ello inunda la ideología del momento generándose reacciones obvias.

El partido Liberal colombiano apoya la república española, pues la reforma constitucional que hizo en 1936 se inspiró totalmente en la constitución española de 1930, y en abierta contradicción, el partido Conservador colombiano apoyó la causa de Franco y a la Falange, ésta última apoyada abiertamente por el denominado grupo de Los Leopardos (Augusto Ramírez Moreno, Silvio Villegas, Eliseo Arango, José Camacho Carreño y Joaquín Fidalgo Hermida). En esta época el periódico El Colombiano “destinó una página a la sección de las derechas con el nombre de Jerarquía, bajo la dirección de Juan Zuleta Ferrer, Tulio González y Gilberto Alzate Avendaño”[18]. Sin duda alguna “la opinión pública colombiana se dividió en forma sistemática.”[19]

En agosto 22 de 1936 se publica el Acto reformatorio de la Constitución conservadora de 1886, y se establece que la propiedad es una función social. La reforma constitucional esencial es aprobada por un Congreso que proviene exclusivamente del Partido liberal, pues el Partido Conservador había ordenado la abstención electoral.

En el mes de agosto de 1936 la crisis en la Universidad de Antioquia estaba llegando a su plenitud, pues los estudiantes adictos al gobierno de Alfonso López Pumarejo pidieron la destitución del profesor de Derecho Alfredo Cock Arango porque “sus actividades políticas le han acarreado la desconfianza unánime del estudiantado”[20], tal como expresamente consta en el Acta 467 del 29 de agosto de 1936. A la par, otro grupo de estudiantes de Derecho le pedía al Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia no permitir la separación del Dr. Cock Arango. El Consejo Consultivo del Liceo Antioqueño pide al Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia que el Dr. Cock sea retirado de sus cátedras en la Escuela de Derecho porque “se le han hecho cargos graves por parte del Gobierno, como conspirador contra el orden público”. Esa presunta conspiración fue un invento de un teniente y un coronel y dio lugar a un debate en el Senado del cual rieron los senadores restándole total importancia, pero de él se aprovecharon los enemigos del Dr. Cock en la Universidad de Antioquia.

El Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia se divide, unos, la mayoría, apoyan al gobierno de López Pumarejo contra Cock y aprobaron la siguiente moción: “El Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia en consideración a los memoriales que acaban de leerse relacionados con el profesor Dr. Alfredo Cock y en atención a las declaraciones hechas por el señor Ministro de Guerra en el Senado de la República, en las cuales se inculpa al profesor Cock de haber participado en reuniones de carácter político subversivas con el objeto de trastornar la situación legal del país, se permite invitar al citado profesor Dr. Cock a que manifieste su voluntad de acatar el orden legal de la nación y las instituciones vigentes, como lo prometió al tomar posesión de sus cargos en la Universidad de Antioquia”. Otros, como Eudoro González Gómez y Jesús María Duque, defendieron a Cock y expresaron que lo que se estaba haciendo contra el Dr. Alfredo Cock Arango “no era digno de una Corporación como el Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia porque en ella se manifestaba el sectarismo político.”[21]

Consta en el acta 468 del 4 de septiembre de 1936 del Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia, que ante la proposición aprobada en el Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia por mayoría, contra la expresa negativa de Eudoro González y Jesús María Duque, el siempre combativo Dr. Alfredo Cock Arango, contestó a ese organismo el 31 de agosto: “o los señores del Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia que aprobaron la moción, me consideran un caballero y un hombre de conciencia que sabe cumplir un juramento prestado al tomar posesión del cargo de profesor, o me tienen por un hombre sin moral capaz de violar ese juramento; en el segundo caso no han debido elegirme profesor y deben destituirme para lo cual tienen la autoridad que da el número; en el primer caso, por qué se me pregunta si estoy dispuesto a cumplir la palabra y el juramento prestados?”[22]

Los profesores de la Facultad de Derecho enviaron también una comunicación solidarizándose con el Dr. Alfredo Cock. Suscribieron esa comunicación los Doctores: Bernardo Echeverri, Guillermo Jaramillo Barrientos, Alfonso Restrepo Moreno, Rafael Restrepo M., Juan Evangelista Martínez, Julio Enrique Botero, Francisco E. Tovar, Eudoro González Gómez, Nicolás Vélez, Bernardo Ceballos, Manuel Restrepo Jiménez, Cayetano Betancur, Félix Henao Botero y Rafael Botero. En esa sesión, el Dr. Eudoro González Gómez “habló acerca de la proposición que había dado lugar a la carta del Dr. Cock y de las consecuencias que podrían sobrevenir si no se revocaba. La mayoría del Consejo estuvo en contra del Dr. Cock, de las comunicaciones de los profesores de Derecho, y en contra de la propuesta firmada y presentada por los miembros del Consejo Directivo Eudoro González y Jesús María Duque.[23]

Alfredo Cock Arango escribe al Consejo Directivo una comunicación el día 7 de septiembre de 1936 dejando constancia de lo descomedida que fue la proposición aprobada por mayoría del Consejo Directivo del 29 de agosto, puesto que el Consejo Directivo no tenía ninguna facultad legal ni constitucional para exigirle “un nuevo juramento” o para “invitarlo” a “hacer determinadas manifestaciones”, ni tenían facultad alguna para constituirse en “funcionarios de investigación”; ni tenían ninguna autoridad para “haber establecido un “nuevo sistema de averiguaciones o el nuevo género de pena infamante que quieren aplicar”. El Dr. Cock enfáticamente le niega al Consejo Directivo todo derecho para exigirle nuevos juramentos y promesas a trueque de conservarlo en las cátedras que regenta, por lo que les manifiesta que queda a la espera de su destitución. (Acta 470 del 15 de septiembre de 1936 del Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia)[24]

El día 7 de septiembre de 1936 los profesores de derecho ante la “marcada y manifiesta hostilidad política por parte de las personas y entidades que oficialmente tienen intervención directa en la marcha de la Universidad”, como “la pública y reiterada manifestación hecha por las entidades departamentales en el sentido de querer prescindir totalmente de nuestros servicios para que el partido de gobierno pueda asumir la plena responsabilidad en la enseñanza de la Universidad”, “la intervención que estimamos parcial de las autoridades de la Universidad en las actividades electorales de los estudiantes, intervención que nosotros consideramos ilegal y arbitraria y que se llevó a efecto a pesar de nuestra respetuosa y oportuna solicitud en contrario”, “La negativa dada por el Honorable Consejo Directivo…al respetuoso y razonable memorial por medio del cual la mayoría de nosotros solicitó que fuera revocada una proposición aprobada por esa entidad y que nosotros consideramos que debió reponerse por razones de orden legal y por elementales principios de justicia”, renuncian a sus cátedras: Bernardo Echeverri, Juan Evangelista Martínez, Julio Enrique Botero, Guillermo Jaramillo Barrientos, Bernardo Ceballos Uribe, Manuel Restrepo J., Alfonso Restrepo Moreno, Félix Henao Botero, Francisco E. Tovar, Eudoro González Gómez, Nicolás Vélez B., Cayetano Betancur y Rafael Restrepo M.[25]

Hay constancia expresa en el acta Nº 8 de septiembre 8 de 1936 que la nunciatura ha expresado su apoyo total a la fundación de la nueva Universidad y que para ello se apoyaría en el concordato suscrito con el Gobierno colombiano, sobre cuya base el Arzobispo podría dictar un decreto fundacional que estaba presto a dictar. También en esta reunión estuvo el Doctor Alfredo Cock Arango.

El 9 de septiembre de 1936, “a los dos días de que se produjo la renuncia de los profesores de la Facultad de Derecho y al siguiente día de que los de la Facultad de Medicina renunciaron, los estudiantes conservadores aprobaron una proposición: …”El Comité Conservador de la Escuela de Derecho ordena el retiro inmediato y definitivo de todos los estudiantes conservadores de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia”.[26]

Los estudiantes conservadores de Derecho estaban en la calle, la preocupación del Dr. Alfredo Cock Arango de que con ocasión de todos los sucesos narrados éstos estudiantes vieran truncado su futuro, y lo avanzado del propósito de fundar una Universidad Privada como lo demuestran las actas, especialmente la del 8 de septiembre, donde se tiene ya noticia del apoyo definitivo de la Iglesia para expedir el Decreto fundacional apoyada en el concordato, hacen que Alfredo Cock Arango reaccione, y ante un encuentro fortuito con los estudiantes en el Parque Berrío y la solicitud de éstos de que se dé comienzo a la Universidad así sea en “una manga”, decide citar a la primera clase, de Derecho Romano, ese mismo día a las 4.00 p.m. en las instalaciones del Pasaje Bolívar, gracias al apoyo de Don Alejandro Angel, propietario del mismo. Cock entrega trescientos pesos y con ello se hace a unos bancos que se utilizaron en el Congreso Eucarístico que se celebró en Medellín en 1935[27].

Es tan importante este 8 de septiembre de 1936 a las 4.00 p.m., donde desde ese instante comienza, nace realmente la Universidad Pontificia Bolivariana, que dejemos al Dr. Alfredo Cock Arango relatarlo:

“Esta actitud de los estudiantes me creó uno de los conflictos de conciencia más graves que me ha tocado afrontar en mi vida, porque no ignoraba que ellos obraban así por la persecución de que era víctima el que esto escribe por parte de los dirigentes de la Universidad y en el fondo su actitud podía representar y en efecto representaba para muchos de ellos la pérdida de la carrera comprometiendo su porvenir y causándole evidente perjuicio a sus padres.
Al salir de mi casa a eso de las dos de la tarde hacia las oficinas de la Cruz de Malta iba meditando en lo que acabo de expresar y cuando había caminado unas seis o siete cuadras me encontré de manos a boca en la esquina Nororiental de la Plaza de Berrío, donde se encuentra el templo de La Candelaria con un numeroso grupo de estudiantes que gritaban y agitaban banderas azules alborotadamente.
Los estudiantes al verme me rodearon gritando vivas y lanzando mueras contra los dirigentes de la Universidad. Tan pronto como me fue posible hacerme oir, les puse de presente las consecuencias de su actitud con lo cual estaba seriamente preocupado y les hice presente mis agradecimientos por su gallardía y finalmente los exhorté a regresar a las aulas a fin de que no comprometieran su porvenir.
Al mismo tiempo les anuncié que todo se reducía a que tuvieran un poco de paciencia mientras se lograba fundar una Universidad Católica en lo cual se estaba trabajando activamente desde hacía varios meses. A este respecto detallé las actividades del Comité Pro Universidad Católica y el apoyo del representante de su Santidad a dicha obra.
Cuando terminé mi razonamiento uno de los estudiantes del grupo hablando en su nombre y en el de sus compañeros manifestó según palabras textuales que mi memoria ha conservado: “No queremos volver a la Universidad de Antioquia y si se ha de fundar una nueva Universidad que se haga ahora mismo aunque sea en una manga. Con gusto oiremos a los profesores sentados en el suelo.
En un edificio de propiedad de Don Alejandro Angel se utilizaban dos salones para el funcionamiento de la Cruz de Malta y de la Bolsa del Trabajo, entidades que controlaba yo en forma completa. Cuando escuché la respuesta de los estudiantes a mis exhortaciones en el atrio de la Candelaria de Medellín para que regresaran a las aulas pensé que no obstante tratarse de un lugar non santo estos salones podía servir para empezar la nueva Universidad. Igualmente recordé que en el bloque del edificio de que se trata ocupado por mí había otros salones igualmente espaciosos desocupados, lo que me dio la idea de hablar personalmente con Don Alejandro Angel para notificarle el nuevo empleo que había resuelto darle a los locales citados y pedirle muy comedidamente que nos permitiera ocupar otros para poner en funcionamiento la Universidad.
De hecho en el bloque mencionado se podían albergar más de 300 estudiantes y en todo caso la totalidad de la Escuela de Derecho, cuanto más los que habían abandonado la Universidad de Antioquia, con los cuales se podía empezar la nueva Universidad.
Esta inspiración del momento decidió en un segundo lo que había estado quebrando la cabeza por largos meses a los señores miembros del Comité Pro Universidad Católica, pues en un acto de audacia casi inexplicable en un tímido profesor como yo y sin tener la menor probabilidad de que el Señor Angel consintiera en entregar un edificio que representaba un valor de centenares de miles de pesos a una turba indisciplinada de estudiantes que vagaban por las calles lanzando gritos y a un profesorcillo idealista perseguido por el Gobierno para que lo utilizaran en una universidad problemática sin pagar arrendamiento y sin responder por los deterioros tomé la determinación de fundar la nueva Universidad en el edificio del Señor Angel, situado como queda dicho en lugar poco decente.
Pedí silencio a la turba estudiantil y le dije “Hoy mismo empezará a funcionar la nueva Universidad y a las cuatro de la tarde dictaré la primera clase en los locales donde funcionan la Cruz de Malta y la Bolsa del Trabajo y eligiendo de entre los estudiantes a dos de ellos que parecían ser sus capitanes los invité a que me acompañaran a las oficinas del Señor Angel, situadas a unos cincuenta o sesenta metros aproximadamente del lugar donde nos encontrábamos.
Me abstuve de decirles a los estudiantes lo que proyectaba para evitar que nos siguieran y les supliqué que estuvieran listos los de Derecho Romano a las cuatro en el lugar que les había indicado y que todos conocían como miembros que eran de la asociación.
Don Alejandro nos recibió con toda amabilidad sin hacernos esperar. Oyó mi solicitud, llamó a un empleado para que le trajera el plano del edificio que por notable coincidencia se llamaba Edificio Bolívar construido en cuatro bloques en cruz separados por pasajes cubiertos de donde le viene el nombre que le dá el vulgo de Pasaje Bolívar y me invitó a indicarle sobre el plano lo que deseaba.
Con el deseo de no excederme en mis pretensiones y evitar una negativa señalé en el plano las oficinas del segundo piso del bloque donde funcionaba la Cruz de Malta y Bolsa del Trabajo y el propietario sin hacer observaciones, ni imponer condiciones y del mejor grado hizo llamar por teléfono al encargado del edificio y le dio las órdenes del caso para que pusiera a mi disposición los salones desocupados que había señalado en el plano y le manifestó que procediera a pedir a los inquilinos los otros del mismo bloque a fin de que pudieran ser utilizados por la nueva Universidad cuando lo requirieran la necesidades lo que efectivamente hizo….
Dios nos había dado albergue poniendo su mano sobre el corazón del señor Angel, pero faltaban los mobiliarios y enseres indispensables, pero también a ello acudió la Providencia haciéndome recordar que la Curia Metropolitana estaba vendiendo a precios bajos los bancos de madera ordinaria que habían sobrado del Congreso Eucarístico reunido algún tiempo antes en la ciudad de Medellín.
Inmediatamente recibí el edificio o mejor dicho las llaves de los salones del “Pasaje Bolívar” de manos del administrador o conserje me trasladé en un taxi a la Curia y negocié con el Canónigo, documento que conservo como una reliquia y que a la letra dice: “Medellín, Septiembre 8 de 1936. Recibidos de Alfredo C. Trescientos pesos ($ 300,00) por bancos Congreso Euc. (Fdo.) Rafael M. Garcés, Canónigo…”
El señor Canónigo me entregó a cambio del dinero una orden para el Sacristán de la Catedral Metropolitana para que me permitiera escoger y retirar los bancos comprados, algunos de los cuales se conservan cuando esto escribo en la Universidad Católica (hoy Pontificia) Bolivariana, según entiendo como una reliquia histórica, advirtiéndome que escogiera bien, pues la mayor parte estaban rotos y muchos en estado de no poder ser utilizados.
Provisto de la orden y de un camión me trasladé a la Catedral y hecho el escrutinio de los bancos almacenados en una de las sacristías los hice trasladar al Pasaje Bolívar, precisamente al tiempo de la cita para empezar las clases donde encontré los estudiantes que acudieron a descargar el camión y a situar los bancos en los salones.
El dueño de un café vecino, simpatizante con el movimiento nos proveyó de una mesa y de una silla, cátedra desde la cual dicté la primera clase de la nueva Universidad. Era el 8 de septiembre de 1936 a las 4 y media p.m.”[28]

El maravilloso sueño era una realidad. Los hechos se adelantaron a la juridicidad. La clase de Derecho Romano había fundado a la Facultad de Derecho y ésta a la Universidad Pontificia Bolivariana.

El 11 de septiembre de 1936, como consta en el acta 469 del Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia, se leyó “la comunicación de los profesores de la Facultad de Derecho por la cual presentaron renuncia irrevocable de sus cátedras en dicha Facultad.”[29]. Renunciaron: Bernardo Echeverri, Eudoro González Gómez, Juan Evangelista Martínez, Nicolás Vélez, Julio Enrique Botero, Guillermo Jaramillo Barrientos, Bernardo Ceballos Uribe, Cayetano Betancur, Manuel Restrepo Jiménez, Alfonso Restrepo Moreno, Félix Henao Botero, Francisco E. Tovar, Rafael Restrepo Maya, David Córdoba Medina y Rafael Botero. En su renuncia, los firmantes advirtieron que las Directivas de la Universidad, que apoyaban el régimen liberal de López Pumarejo, habían intervenido no permitiendo que hubiese un voto libre y espontáneo de los profesores y de los alumnos de la Universidad en las últimas elecciones que se verificaron dentro de la Universidad para renovar el Consejo Directivo. También se dejó constancia de sentimientos de hostilidad contra los profesores de la Facultad de Derecho.

La Facultad de Medicina también estaba solidarizada con el Dr. Cock Arango y los profesores de Derecho, considerando que se trataba de una persecución a los profesores conservadores. El mismo 11 de septiembre, como consta en el acta, se leyó la renuncia irrevocable de los doctores Braulio Mejía, Miguel María Calle, Gil J. Gil, Luis E. Arango Pérez, Pedro Nel Cardona, Eliseo Velásquez Mejía, Gustavo Uribe Escobar, Gabriel Uribe Misas, Alberto Gómez Arango, Jesús Yepes Cadavid, Rafael Mejía Uribe, Jesús María Duque, Dionisio Arango Ferrer, Braulio Henao Mejía, Alberto Bernal Nicholls, Antonio Osorio Isaza, Martín E. Noreña, Samuel Misas, y la verbal de Jorge Cock Quevedo.[30]

Ante la real fundación de la Universidad con el comienzo material de las clases el 8 de septiembre, el Dr. Cock Arango, luego de dictar las clases del siguiente día 9 de septiembre, “fue a visitar al Excmo. Señor Arzobispo para darle cuenta de que la nueva Universidad había empezado a funcionar de hecho.
Efectivamente (dice Cock) referí al Señor Salazar y Herrera los hechos sin omitir el menor detalle y terminé suplicándole que se dignara acoger este principio de Universidad bajo su paternal protección y le impartiera su bendición, a todo lo cual accedió el egregio Prelado con singular complacencia y alegría dándole así su soplo de vida a la fundación.”[31]

Ya todo decidido, y contando con los profesores de derecho de la Universidad de Antioquia que habían renunciado, se hizo la última reunión el 14 de septiembre de 1936 donde se leyó el Decreto Arzobispal fundando la Universidad Pontificia Bolivariana (Acta Nº 9).

A esa solemne sesión no podía faltar el Dr. Alfredo Cock Arango. Se deja expresa constancia de “3. Que hay necesidad urgente de fundar en nuestra República de Colombia centros de enseñanza netamente católicos, que opongan la luz de la verdad y de la conciencia cristiana a la nube de errores e impiedades que amenazan hoy no solamente la paz y la tranquilidad sociales sino la existencia de la misma sociedad y que tienden a convertir los campos de la patria en un lago de lágrimas y de sangre.”

El día 15 de septiembre de 1936, como consta en el acta 470 del Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia, después de leerse la comunicación del Dr. Cock de 7 de septiembre, la Universidad de Antioquia lo sustituye en sus cátedras y califica su “conducta de irrespetuosa e injuriosa”.[32]

Fue tan convulsionado el año de 1936 en la historia política del País que “el propio presidente López, en un discurso que pronunció en el mes de diciembre de 1936, en Barranquilla, habló de que era necesaria una pausa en las reformas para consolidar lo que hasta allí se había hecho y evitar una confrontación mayor que perturbara la paz pública.”[33]

En comunicación de fecha julio 4 de 1.940 suscrita por el Padre Germán Montoya Arbelaez al Dr Alfredo Cock Arango, aquel le manifiesta a éste, rememorando la fundación de la Bolivariana: “sólo me resta reiterarle una vez más mis cordialísimas felicitaciones por la bella idea, la que hoy, gracias a la comprensión que ella tuvo y al entusiasmo que usted puso en su realización, es una gloria para la nación y un motivo de orgullo para Antioquia, sintetizados en la realidad tangible de la Universidad Católica Bolivariana; Dios y la Patria tendrán muy en cuenta su labor, Dr. Cock: el primero escribiendo su nombre en el Libro de la Vida, y la segunda: en el escalafón de los hombres que inmortalizaron su nombre vinculándolo a una obra que resistirá el embate de todos los tiempos.”[34]

La Universidad Pontificia Bolivariana se erigió dentro del pensamiento conservador, lo que obliga a esta Tertulia Conservadora de Antioquia que se ha apersonado de hecho de esa ideología dada la penuria del Partido, a hacer un reconocimiento especial a esta ínclita institución, y en forma muy especial a su gran Facultad de Derecho, que como hija de los nobles idearios políticos que profesamos y profesaron sus fundadores a quienes hemos querido recordar en esta páginas, ha sabido tener por encima de cualquier interés a la ciencia, a la virtud, desde y hacia el catolicismo que profesamos, recordando las enseñanzas de Pasteur: “Un poco de ciencia nos aparta de Dios. Mucha, nos aproxima a El”.

Señor Rector, Señores Vicerrectores, Sra. Secretaria General, Señor Decano de la Facultad de Derecho, nunca releguen los orígenes de esta grandiosa institución, y llévenla a las más altas cimas del prestigio intelectual, sin olvidar nunca, el verdadero ideal que la hizo nacer, ni a sus forjadores; entre todos ellos, de una manera muy especial, al Dr. Alfredo Cock Arango, quien merece un digno y reconocido lugar, especialmente en la Facultad de Derecho de esa benemérita institución.

Vida eterna por Antioquia a la Universidad Pontificia Bolivariana.

Medellín, mayo 22 de 2016.



JULIO ENRIQUE GONZALEZ VILLA




[1]Alvaro Tirado Mejía; López Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 319.
[2]Alvaro Tirado Mejía; López Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 310.
[3]Alvaro Tirado Mejía; López Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 311.
[4]Alvaro Tirado Mejía; López Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 310.
[5]Alvaro Tirado Mejía; López Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 311.
[6]Alvaro Tirado Mejía; López Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 314.
[7]Alvaro Tirado Mejía; López Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 311.
[8]Alvaro Tirado Mejía; López Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 311.
[9]Alvaro Tirado Mejía; López Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 312.
[10]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 35
[11]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 41
[12]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 41
[13]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 42
[14]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 43
[15]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 14
[16]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 25
[17]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 26.
[18]Alvaro Tirado Mejía; López Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 317.
[19]Alvaro Tirado Mejía; López Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 315.
[20]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 27.
[21]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 27.
[22]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 47.
[23]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 28.
[24]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 31.
[25]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 38.
[26]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 55.
[27]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 56.

[28]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pags. 56, 57, 58 y 59.
[29]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 29.

[30]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 31.
[31]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 59.
[32]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 30.
[33]Alvaro Tirado Mejía; López Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 328.
[34]Javier Piedrahita Echeverri Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 42.