domingo, 17 de diciembre de 2017

EL DUQUE DE ENGHIEN

EL DUQUE DE ENGHIEN

El historiador francés Thiers en su maravillosa obra: Historia del Consulado y del Imperio, describe a profundidad en su Libro XVIII lo que él titula “La Conspiración de Jorge”, refiriéndose a los acontecimientos ocurridos entre 1803 y 1804 relacionados con el plan para asesinar a Napoleón Bonaparte, en ese momento primer Cónsul, para volver a colocar en el trono francés a Luis XVIII.

En dicha conspiración estuvieron involucrados el conde de Artois, Jorge Cadoudal (Jefe de los llamados Chuanes promonárquicos frente a los jacobinos parisinos), y los generales Pichegrú, Dumouriez y Moreau, héroes de la Francia cuando ésta fue atacada por la coalición liderada por Austria e Inglaterra. Se trataba entonces de liderar una contrarrevolución.

Muchos nobles franceses habían emigrado a Alemania e Inglaterra huyendo de la revolución de 1789, esperando un momento para empuñar las armas contra élla. Se les dio el nombre de Los Emigrados. Entre ellos, estaba en la ciudad de Ettenheim, cerca de Estrasburgo, en la frontera entre Alemania y Francia, un Borbón, de la famosa rama de los Condé, príncipes de la sangre: el Duque de Enghien.

Al descubrir Napoleón la conspiración logró apresar a Cadoudal, Pichegrú y Moreau, y no le quedó la menor duda de lo comprometida que estaba la casa de Borbón; en medio de su furia se convenció que éste príncipe, el Duque de Enghien,  que vivía en Ettenheim (Ducado de Baden), estaba involucrado, por lo que había que hacer un escarmiento. Violentando el derecho internacional ordenó una operación militar para traspasar la frontera, capturar al príncipe y traerlo preso a Francia.

El Duque de Enghien fue capturado en suelo ajeno, traído a Francia, sumariamente interrogado y ejecutado en el castillo de Vincennes, cerca a Paris.

Este acto unió nuevamente a la Europa contra Napoleón, dio al traste con la paz de Amiens, terminó la época del consulado, dio paso al imperio napoleónico, y creo una reacción interna de rechazo tremenda, a tal punto que, a decir de muchos, hizo decir a Talleyrand, ministro de Napoleón: “Peor que un crimen, fue un error”.

Lo que se está haciendo con Luis Alfredo Ramos Botero es un crimen. Se dice que haber asistido a escuchar planteamientos del vocero público de un grupo armado que tenía más de 30.000 miembros es un concierto para delinquir.

Según la revista Semana de octubre 4 del 2013 en artículo llamado “Las Farc defienden a Alvaro Leyva”, se dijo textualmente: “En el comunicado, las FARC también se muestran a favor de lo que dice Eduardo Montealegre sobre la participación de políticos en La Habana. El fiscal general ha aclarado que no es un delito que un funcionario converse sobre paz con las guerrillas porque, aunque hay una prohibición, no se especifica como una conducta penal.”

Para el ciudadano común y corriente no se entiende este exabrupto: ¿se especifica o no se especifica como una conducta penal conversar sobre paz con las guerrillas? Y si esto es así, ¿se especifica o no se especifica como una conducta penal conversar sobre paz con las autodefensas?

La Constitución Nacional en su artículo 13 afirma como un derecho fundamental que “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica. El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva…”

¿Será ilusión lo que leemos? ¿o es que no sabemos leer?. ¿O lo que existe en contra del Dr. Luis Alfredo Ramos Botero es un verdadero crimen de Estado?. Todo esto me hace recordar a Shakespeare como termina aquella escena III de Hamlet cuando Horacio grita “Huele a podrido en el reino de Dinamarca”.

Cuando la Constitución Política advierte en su artículo 29 que: “Toda persona se presume inocente mientras no se le haya declarado judicialmente culpable” y constatamos la detención que se hizo de Ramos Botero, los ciudadanos del común no entendemos las decisiones de la actual Justicia.

Cuando estupefactos llegamos a la sencilla conclusión de que se está cometiendo un crimen con Luis Alfredo Ramos Botero al hacer el Estado una aplicación de normas desfavorables y derogadas que violentan el principio aquel de la favorabilidad que es esencial en el debido proceso en materia penal, nos quedamos sin palabras.

Se comete un crimen  en cabeza de Luis Alfredo Ramos Botero porque en decir del diccionario de la Real Academia Española, la palabra crimen es un delito grave, y delito grave es lo que se llama en el código penal un prevaricato, que es según el artículo 413 del código penal el proferir una resolución, dictamen o concepto manifiestamente contrario a la ley, y eso es lo que el ciudadano común percibe que se hace contra Ramos Botero.

Antioquia necesita a Luis Alfredo Ramos Botero para que continúe dirigiendo con honestidad, con claridad, con firmeza, los destinos de este pueblo grande.

Se está cometiendo un error de proporciones incalculables para la credibilidad de la Justicia, por los motivos y por la forma como se está procesando al Dr. Luis Alfredo Ramos Botero.

Ese error que se comete, no solamente está afectando a su esposa, Doña María Eugenia Maya de Ramos, a sus hijos Alfredo y Esteban, a sus nueras, a su nieta, a su familia, a quienes le presentamos nuestra solidaridad. Ese error afecta a todos aquellos que nos preciamos de ser sus amigos y a quienes lo conocemos de tanto tiempo atrás y quienes podemos dar fé de su moralidad, de su acatamiento a la ley, de su defensa del Estado de Derecho, de su respeto a la Justicia, de su dedicación de toda una vida al servicio público; ese error monstruoso afecta también a Antioquia entera quien deberá comenzar a repensar juiciosamente su destino, porque no puede permitir que le traten así a sus líderes.

Por todo ello, y volviendo a lo que expresó Talleyrand del asesinato del Duque de Enghien, nos vemos en la penosa obligación de manifestar, que el proceso contra Luis Alfredo Ramos Botero, ¡“Peor que un crimen, es un error”!


Muchas gracias,



JULIO ENRIQUE GONZALEZ VILLA


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