Luis Alfredo Ramos Botero
Conocí al Dr. Luis Alfredo Ramos Botero
cuando fui nombrado para dirigir el Departamento Jurídico de Cervecería Unión
S.A. en mayo de 1.987, hace más de 26 años. Comenzó entonces una larga y
respetuosa amistad que se mantiene y se mantendrá a través del tiempo, pase lo
que pase.
Durante estos 26 años he mantenido un
estrecho contacto con él, por lo cual puedo dar fé de su vida, de su
patrimonio, de sus ideales, y de sus compromisos con la sociedad colombiana.
Pude constatar su paso por la Cámara de
Representantes entre 1.987 y 1.990 donde defendió y veló por los intereses de
Antioquia.
Pude ver su llegada al senado de la
República de Colombia entre 1.990 y 1.992, donde se destacó su imagen nacional
de hombre probo. Entre 1.987 y 1.992 doy fé de su ejecutividad y seriedad en
los manejos administrativos. Supo armonizar el servicio de un hombre público
con la eficacia de un hombre del sector privado.
Entre 1.992 y 1.994 fue Alcalde de la
ciudad de Medell
ín y pude acompañarlo
como gerente de las Empresas Varias de Medellín. Fui testigo de excepción del
manejo impoluto y ejecutivo que hizo de la cosa pública, convirtiéndose en el
mejor alcalde del País.
Durante el gobierno de Ernesto Samper
Pizano fue designado ministro de comercio exterior, pero el escándalo
ocasionado por el ingreso de dinero del narcotráfico (cartel de Cali) lo obliga
a hacerse a un lado. Su vida pulcra es más importante que el poder a cualquier
costa. Durante esos años mantuve con Ramos Botero un constante contacto a
través de tertulias para analizar los problemas de la sociedad y del País.
En 1.998 fue designado embajador ante la
Organización de Estados Americanos en Washington e hizo valer sus mejores galas
como diplomático. Ramos es un caballero intachable: serio y duro pero muy culto
y educado. Colombia brilló a través de las gestiones de Luis Alfredo Ramos
Botero. En esa época mantuvimos correspondencia y en sus visitas a Colombia
seguíamos analizando el País.
En el 2002 regresa al Senado de la
República y obtiene la votación más grande para ese puesto: más de 230.000
votos se depositan por él. ¿Qué necesidad tenía Ramos Botero de acercarse a
quienes están al margen de la ley para obtener votos si ya los tenía y a
montones? Sus detractores (Claudia López y los delincuentes llamados “Paras”)
olvidaron este detalle: su altísima votación es anterior al 2.002 y su caudal
electoral viene desde 1.982 cuando fue elegido representante a la Cámara.
Llega Luis Alfredo Ramos Botero al más
alto honor de una democracia: la Presidencia del Congreso y posesiona al
Presidente Alvaro Uribe Vélez, sacando a Colombia del ostracismo en que la
tenía el bandolerismo de los narcotraficantes de la guerrilla. Esta armonía
entre el legislativo y el ejecutivo hace que se expidan las normas más
convenientes para sacar el Estado colombiano de la postración en que la tuvo la
mafia, la guerrilla y el “paramilitarismo”. Recuerdo que en el discurso de
posesión del Presidente Uribe Vélez, Luis Alfredo Ramos Botero le expresó que
se requería una profunda reforma al sistema de Justicia “porque una Justicia
tarda era una gran injusticia”. Esto tuvo que perturbar al sistema judicial
colombiano. Durante ese tiempo nunca dejé de tener tertulias con el Dr Luis
Alfredo Ramos Botero a las que asistieron muchísimas personas.
Si Luis Alfredo Ramos Botero en el 2.004
era Senador después de haber sido Presidente del Congreso, líder de un gran
grupo político e incontrovertido hombre de talla presidencial nacional, era
apenas obvio que tuviese el deber de escuchar a cualquier persona que
públicamente hubiese manifestado su interés en desmovilizarse. En 2.004 y 2.005
la desmovilización de los llamados “paras” era un hecho público y notorio. Se
desmovilizaron alrededor de 50.000 combatientes y fue el resultado de la ley
975 del 2.005.
En el 2.007 lo acompañé en muchas giras
durante su campaña para la gobernación de Antioquia, pues yo era candidato a la
Asamblea de Antioquia por el movimiento Alas Equipo Colombia. Siempre doy fé de
su entereza, su fuerza, su claridad, se conducta integérrima, su
caballerosidad.
En el 2.008 lo acompañé como asesor del
Departamento de Antioquia y mantuve hasta hoy y por siempre, con Luis Alfredo
Ramos Botero, una constante y respetuosa amistad de la cual me precio.
Las injusticias han llevado a la cárcel
a Antonio Nariño, a Francisco Miranda, a Mariano Ospina Rodríguez, a José
Antonio Primo de Rivera, a Camilo Tórres, a Liborio Mejía, a Nelson Mandela y
otros grandes.
Hoy este servidor público está privado
de la libertad por orden de la Corte Suprema de justicia. Del resultado de
estos más de 26 años de conocimiento personal del Dr Luis Alfredo Ramos Botero
puedo decir sin ambages como escribió Salvador Díaz Mirón:
“Los claros timbres de que estoy ufano
han de salir de la calumnia ilesos.
Hay plumajes que cruzan el pantano
Y no se manchan. Mi plumaje es de esos”.
JULIO ENRIQUE GONZALEZ VILLA
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