Discurso por la liberación del Dr. Luis
Alfredo Ramos Botero
Con lo que está ocurriendo con el Dr.
Luis Alfredo Ramos Botero, los que hemos estado cerca de la política nos
aterrorizamos. Si hay un caballero de la política, un hombre íntegro, un hombre
sin tacha, un Señor, como nos gusta decir en esta tierra antioqueña, ese es
Luis Alfredo Ramos Botero.
Para saber por qué éste hombre, este
señor, el Dr. Luis Alfredo Ramos Botero, hace política y está sufriendo la
política, quise releer el famoso libro La República de Platón, donde a través
de Sócrates, se enfrasca con los sofistas, y en respuesta a uno de ellos, Glaucón, le explica por qué
motivo personas como Luis Alfredo Ramos Botero han hecho política y tienen que
seguir haciendo política.
Expresó Sócrates:
“Por tales motivos, pues, los hombres de
bien no está dispuestos a gobernar con miras a las riquezas ni a los honores.
No quieren, en efecto, ser llamados mercenarios por exigir abiertamente un
salario para gobernar, ni ser llamados ladrones por apoderarse de riquezas
ocultamente, por sí mismos, desde el gobierno. Y tampoco por causa de los
honores, pues no aman los honores. Por eso es necesario que se les imponga
compulsión y castigo para que se presten a gobernar; de allí es probable que
sea considerado vergonzoso el avance voluntario hacia el gobierno, sin aguardar
una compulsión. Ahora bien, el mayor de los castigos es ser gobernado por
alguien peor, cuando uno no se presta a gobernar. Y a mí me parece que es por
temor a tal castigo que los más capaces gobiernan, cuando gobiernan. Y entonces
acuden al gobierno no con la idea de que van a lograr algún beneficio para
ellos ni con la de que lo pasarán bien allí, sino compulsivamente, por pensar
que, de otro modo, no cuentan con sustitutos mejores o similares a ellos para
cumplir la función. En efecto, si llegara a haber un Estado de hombres de bien,
probablemente se desataría una lucha por no gobernar, tal como la hay ahora por
gobernar, y allí se tornaría evidente que el verdadero gobernante, por su
propia naturaleza, no atiende realmente a lo que le conviene a él, sino al
gobernado; de manera que todo hombre inteligente preferiría ser beneficiado por
otro antes que ocuparse de beneficiar a otro.” (Platón, La República, Los
Clásicos de Grecia y Roma, 26, Planeta DeAgostini, Gredos, Barcelona, 1998,
pags. 42 y 43)
Quién más que nuestro Concejal, nuestro Secretario
de Despacho, nuestro Diputado, nuestro Contralor, nuestro Representante a la
Cámara, nuestro Senador, nuestro Presidente del Congreso Nacional, nuestro
Alcalde, nuestro Ministro, nuestro Embajador, nuestro Gobernador, y nuestro
Jefe Político, nuestro y muy nuestro Luis Alfredo Ramos Botero, hizo política y
hará política, ¡y…. lo seguiremos hasta el fin! precisamente para que no seamos
gobernados por los peores, como está
pasando en estos aciagos momentos.
Cuando presagiábamos la cumbre del
servicio al Estado, ésta cumbre que hemos ido escalando con Luis Alfredo Ramos
Botero, lentamente, pero paso a paso, con seguridad, cuando veíamos la llegada
a la Presidencia de la República, ….aparecieron los peores, aquellos a quienes
no podemos dejar gobernar, y… con una puñalada trapera, cayeron y asaltaron a
la virtud, a la Justicia, y ennegrecieron con turbulentos nubarrones el culmen
de una merecida carrera política que estaba y está obligado a culminar el Dr.
Luis Alfredo Ramos Botero.
Hemos llegado al culmen del asunto: la
Justicia! Volviendo a Sócrates, personaje de la República (libro que también es
conocido por La Justicia, porque éste es el tema central de la obra platónica),
éste ilustre filósofo se dirige a otro sofista, a Trasímaco, y le dice: “-En
efecto, Trasímaco, la injusticia produce entre los hombres discordias, odios y
disputas; la justicia, en cambio, concordia y amistad.” (Platón, La República,
Los Clásicos de Grecia y Roma, 26, Planeta DeAgostini, Gredos, Barcelona, 1998,
pag. 49)
Sólo eso hemos querido a exigir en esta
mañana, después de 3 años y tres meses de encierro, después de 3 años y tres
meses de falta de orientación, después de 3 años y tres meses de ignominia: que
simplemente aflore la justicia en este malhadado caso contra el Dr. Luis
Alfredo Ramos Botero.
¿Y qué es la Justicia? Les recuerdo a
ustedes que Roma creó el Derecho, y que uno de los juristas más importantes de
todos los tiempos, por allá en el siglo II después de Cristo, Ulpiano, creó los
tres grandes principios del derecho, y uno de ellos era la justicia. Y sobre
ella afirmó que: justicia es darle a cada cual lo que le corresponde; ni más,
ni menos.
No hemos venido aquí a pedir clemencia
para el Dr. Luis Alfredo Ramos Botero. No hemos venido aquí a pedir perdón por
errores que haya cometido el Dr. Luis Alfredo Ramos Botero. No hemos venido
aquí a pedir complacencia con lo que haya hecho el Dr. Luis Alfredo Ramos
Botero. Hemos venido aquí a exigir: ¡Justicia!
Por estos días, pensando en estas
palabras, leí al gran autor de la comedia humana, a Honorato de Balzac, a
través de una novela llamada Un Asunto Tenebroso que narra un escabroso asunto
en la época del imperio napoleónico por allá en 1806 donde se urdió una
conspiración por parte de 3 antiguos curas: Sieyes, Fouché y Talleyrand, para
apresar y enjuiciar a algunos nobles que habían combatido la revolución
francesa.
Cuando otro buen cura, el abate Goujet,
trató de evitar el injusto apresamiento de esos nobles, leí el siguiente
párrafo:
“Inocentes o culpables –dijo el
párroco-, monten a caballo y alcancen la frontera. Allí estarán ustedes en
condiciones de probar su inocencia. Puede uno volverse de una condena en
rebeldía, pero no de una condena contradictoria obtenida por las pasiones populares
y preparada por los prejuicios. Acuérdense de la frase del presidente de
Harlay: “Si me acusaran de haber robado las torres de Notre-Dame, empezaría por
huir”.
-Pero ¿no equivale huir a confesarse
culpable? – dijo el marqués de Simeuse
¡no huyáis!... exclamó Laurence.
¡Siempre con las sublimes sandeces! –
dijo el cura, presa de la desesperación. Si tuviera el poder de Dios los
raptaría.” (Honoré de Balzac; Un asunto Tenebroso; Biblioteca Básica Salvat,
39; 1970, pag. 126)
Más adelante, en ese libro, cuando los
sindicados han sido tomados presos y los abogados analizan su defensa se lee:
“-¿Por qué no haber hecho caso del abbé Goujet,
que quería que huyeran? – dijo madame de Hauteserre exasperada.
¡Ah! – exclamó el anciano procurador-,
si estuvo en sus manos hacer que huyeran y no lo hicieron, ustedes mismos los
han matado. La condena en rebeldía da tiempo; con el tiempo, los inocentes
aclaran los asuntos. Creo que es éste el asunto más tenebroso que he visto en
mi vida, a pesar de que los he visto enrevesados.” (Honoré de Balzac; Un asunto
Tenebroso; Biblioteca Básica Salvat, 39; 1970, pag. 135)
Preocupa la condición humana, cuando uno
se percata de que las injusticias se han venido cometiendo desde la creación de
la condición humana.¿Debió haberse fugado el Dr. Luis Alfredo Ramos Botero,
cuando ese día nefasto, que estaba preparando su campaña presidencial, ese día
en que pocas horas antes había compartido con él un almuerzo y respiraba
optimismo y entusiasmo, cuándo ese día se dictó la ignominiosa orden de
captura? Leyendo a Balzac, diría que sí, que fue un error.
Pero Luis Alfredo Ramos Botero, hombre
al que conozco, desde que trabajé con él hombro a hombro en Cervecería Unión S.
A., de quien sé de su capacidad gerencial, de su integridad, de su liderazgo,
de sus deseos por hacer de este Pais, de esta región, algo mejor, de que no
fuera gobernada su región por los peores, sino por los mejores, al estilo de
Platón, doy fé de ello, ese Luis Alfredo Ramos Botero decide respetar las instituciones,
y con la frente en alto, con la seguridad que dá la inocencia, y tal vez la
candidez de quien no conoce la condición humana el estilo de Balzac, se entregó
él mismo a la Justicia, sin saber que se estaba presentando al altar del
sacrificio de la más grande injusticia, como es la morosidad que se manifiesta
en nuestro imperfecto y laberíntico sistema de justicia.
Fui testigo de excepción de la
elaboración que hizo el Dr. Luis Alfredo Ramos Botero del discurso que, como
Presidente del Congreso de la República le hizo y leyó al entonces Presidente
Alvaro Uribe Vélez el 7 de agosto del 2002, para posesionarlo como Presidente
de los colombianos. En ese precioso documento recuerdo tallado en mi memoria
este párrafo: “Señor Presidente, urge una reforma a la Justicia en Colombia por
cuanto la morosidad de la misma es la más terrible de las injusticias.”. Nunca
llegaríamos a pensar que este clamor se ceñiría como un yunque en el cuello del
Dr. Luis Alfredo Ramos Botero.
Hemos conocido del carrusel de falsos
testigos que se ha apoderado de nuestro sistema judicial. Se me vino a la
memoria el episodio del libro de Daniel que narra en la Biblia como la casta
Susana, esposa de Joaquín, es asediada por dos viejos jueces para satisfacer su
lascivia, y al no acceder a ello, fueron éstos desvergonzados funcionarios
judiciales testigos falsos de una supuesta infidelidad de esta señora. Susana,
ante la aparente credibilidad de los jueces fue condenada, y si no hubiese sido
por la aparición del profeta Daniel, quien ya era aprendiz del arte de la
consejería para servir al rey Nabucodonosor, detiene el cortejo que lleva a
Susana al lugar de la lapidación y reprende a la gente por actuar sin
conocimiento pleno de la causa, y, separando a los testigos falsos, los interroga
con inteligencia, y al dejar constancia de la tremenda inconsistencia y
contradicción y la evidencia del falso testimonio de esos malos jueces, los dos
juececillos mueren ejecutados en lugar de Susana.
Volvamos a Balzac en su obra Un Asunto
Tenebroso, allí como se es consciente de que fueron otros, y no los
encarcelados los que cometieron el crimen, por el cual estos nobles fueron
detenidos, dijo Monsieur de Grandville, unos de los abogados, discutiendo con
Bordin, el otro abogado de los encartados:
“los desconocidos, los verdaderos
culpables, tenían algún interés, que ignoramos, para ponerse en el pellejo de
esos cinco inocentes; para encontrarlos de nuevo, para buscar sus huellas,
necesitaríamos, como el gobierno, disponer de tantos agentes y tantos ojos como
comunas existen en un radio de veinte leguas.
Eso es imposible – dijo Bordin-. No
podemos ni soñar con ello. Desde que las sociedades inventaron la justicia,
nunca han encontrado el medio de encontrar a la inocencia acusada un poder
igual al del que dispone contra el crimen el magistrado. La Justicia no es
bilateral. La defensa, que no cuenta ni con espías ni con policía, no dispone a
favor de sus clientes del poder social. El inocente tiene en su favor solamente
el raciocinio.” (Honoré de Balzac; Un asunto Tenebroso; Biblioteca Básica
Salvat, 39; 1970, pags. 135 y 136)
Por ello es que, Sres magistrados,
existe la presunción de inocencia, por ello es que las dudas se resuelven a
favor del sindicado, por ello es mejor que diez culpables estén libres a que un
inocente sea condenado, por ello es que hay que regresar a los textos profundos
de Mittemaier y de Framarino de la Testa sobre la crítica del testimonio, por
ello es que la Justicia tiene que ser pronta porque de no serlo se convierte en
una tenebrosa e irreversible injusticia.
La patria exige que Luis Alfredo Ramos
Botero regrese al pueblo; el pueblo en estos momentos de zozobra institucional
requiere de ese timonel que lleve el barco de Antioquia al puerto seguro de la
paz, a donde se llegará solamente si brilla la Justicia. Sres. Magistrados,
hagan honor al cumplimiento de la Ley y de la Constitución, antes de que acabe
el barco de la Nación naufragando ante la embestida de las olas del odio; Devuélvanos
Sres magistrados a aquel Cincinato para que oriente los destinos de Colombia
ante la ceguera de éstos, los peores gobernantes de que habla Platón.
Y termino, rememorando a ese gran
magistrado antioqueño, el Dr. José Félix de Restrepo, quien manifestó: “Si hace
falta cometer una injusticia para que el universo no se desplome…., deja que el
universo se desplome”
Justicia para el Dr. Luis Alfredo Ramos
Botero, sí!, pero ya! Ya basta de dilaciones!
Muchas gracias
JULIO ENRIQUE GONZALEZ VILLA
Noviembre 19 del 2016.
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