Los 75 Años de la UPB. Una deuda de la Iglesia con Los Laicos.
A comienzos de la década de los años 30 del siglo XX una fiebre socialista se apodera del mundo: se instala la República en España, y el partido Liberal colombiano regresa al poder después de 44 años de ausencia. Ambos fenómenos políticos se compaginaron a la perfección. La Iglesia Católica, confundida como la aliada natural de la monarquía española y del partido Conservador colombiano, fue la gran afectada. Fue factor determinante de estos cambios la famosa crisis económica de 1929. El socialismo se había fortalecido en 1850, y se había cristalizado en las revoluciones mejicana y rusa entre los años 1910 y 1920.
El anticlericalismo llegó a extremos atacando el más profundo sentimiento católico del pueblo español y colombiano, afectando las tradiciones, al punto que se genera una reacción en sentido opuesto por parte de la oposición al nuevo régimen y, obviamente, si el liberalismo y el socialismo giraron a la izquierda, naturalmente el conservatismo en el caso colombiano, y la Falange en el caso español, se inclinaron a la derecha. Es la época del Frente Popular francés, impulsado por Manuel Azaña en España y Alfonso López Pumarejo en Colombia, que triunfa en 1936. Entre febrero y julio de 1936 se radicalizó la República española. Sólo durante esos meses se destruyeron y profanaron 411 templos católicos; se encarcela en marzo al jefe único de la Falange española José Antonio Primo de Rivera (fusilado por la República en el mes de noviembre de 1936); el jefe de la oposición monárquica, José Calvo Sotelo fue asesinado el 13 de julio de 1936; todo esto desemboca en la guerra civil española el 17 de julio de 1936. En medio de la guerra los comunistas españoles eliminaron las autonomías, pues el Estado comunista debería ser unitario. Durante la guerra civil española se asesinaron 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos y 283 religiosas. El partido Liberal colombiano de la época apoyó con pasión la República española, y el partido Conservador el alzamiento de Franco, que finalmente triunfó.
El régimen liberal del Presidente López Pumarejo centralizó la educación superior al punto casi de refundar la Universidad Nacional; en comunicación a su ministro de educación, Luis López de Mesa, le dijo: “Los liberales tenemos muchas razones para no propugnar por la autonomía universitaria hoy, que somos Gobierno, a pesar de haberla pedido cuando estábamos en la oposición.”. Inexplicablemente la Universidad de Antioquia adhirió a estas consignas. La otrora famosa Escuela de Minas en Medellín, fundada desde 1887, fue aspirada literalmente por la Universidad Nacional en esta época de gobiernos liberales. Comenzó entonces a gestarse la idea de la necesidad de una universidad privada que no se dejara avasallar por los avatares de los gobiernos de turno y donde la ciencia primara sobre la política y la autonomía primara sobre la centralización.
El distanciamiento entre Laureano Gómez, jefe ya indiscutible del conservatismo, y Alfonso López Pumarejo, jefe único del liberalismo, fue total. Vale la pena recordar esta frase del presidente López: “Conviene que la juventud tenga el valor de aceptar el rótulo de socialista…”. Baste mencionar el pensamiento del periodista Alejandro Vallejo sobre el gobierno de Alfonso López en 1936: “Por primera vez, en la historia de los primeros de Mayo, fuera de Rusia y de Méjico, por primera vez el día consagrado por los trabajadores del mundo a dejar escapar sus protestas contra la opresión de los gobiernos burgueses, los trabajadores colombianos, liberales, comunistas y socialistas, fuimos a manifestarle confianza al presidente López, porque ha empezado a dar prendas de que su gobierno será el de los trabajadores”. Y en una entrevista que concedió López en el Espectador al periodista Alberto Galindo en 1937, dijo: “El otro punto de acuerdo reside en el hecho de que el partido en su totalidad se ha movido hacia la izquierda”, refiriéndose al partido Liberal. Otros jefes conservadores de la época que aglutinaron muchos jóvenes colombianos fueron Gilberto Alzate Avendaño y los llamados Leopardos, ambos seguidores de Laureano en 1936, aunque distanciados de él pero ya en 1937. El partido Conservador decretó la abstención desde 1934, de manera que, absolutamente todo el gobierno nacional, departamental y municipal estaba en manos del liberalismo colombiano socialista. Los constituyentes colombianos de 1936, todos liberales, tuvieron fuerte inspiración en la Constitución española de 1931. Esta sustancial reforma que estableció que la propiedad es una función social, fue sancionada el 5 de agosto de 1936. Era común a Laureano Gómez, a Los Leopardos (José Camacho Carreño, Augusto Ramírez Moreno, Joaquín Fidalgo Hermida, Silvio Villegas y Eliseo Arango) y a Gilberto Alzate Avendaño, su oposición feroz al socialismo. Este era su antítesis. Fue tal el estado de cosas que posteriormente Laureano Gómez promulgó la acción intrépida, y Silvio Villegas escribió en La Patria: No hay enemigos a la derecha.
La radicalización de las ideas políticas llega al paroxismo y se dá una polarización total entre izquierda y derecha. Era tal la fiereza de la lucha política que se llegaron a crear fuerzas de choque entre liberales y conservadores. La gran facultad de derecho del departamento de Antioquia era la de la Universidad de Antioquia, ente oficial controlado por el Gobernador de Antioquia que en ese momento era un agente del Presidente de la República, y adonde llegó la persecución ideológica al punto de que los estudiantes y profesores en número importante (78 estudiantes y 25 profesores) siente afectada su libertad de expresión y su libertad de cátedra. Estos, junto con profesores de la facultad de medicina, deciden crear una nueva universidad donde se sintieran cómodos para expresarse y aprender.
Pío XI (Aquiles Ratti) fortalece y promueve la Acción Católica, movimiento laico para defender a la Iglesia de los ataques totalitaristas del socialismo. En medio de la crisis de la Universidad de Antioquia, el asistente arquidiocesano de la Acción Católica en Medellín, padre Germán Montoya, convoca en el edificio Calpe a los Dres Braulio Mejía, Emilio Robledo, Luis E. Arango Pérez, Antonio Osorio, Alberto Bernal Nicholls, Dionisio Arango Ferrer, Braulio Henao Mejía, Juan Evangelista Martínez, Rafael Botero, Alfonso Restrepo Moreno, Bernardo Echeverri, Alfredo Cock, Félix Henao Botero y Cayetano Betancur, y discuten la idea de crear una universidad, para lo cual se crea un comité Pro Universidad, conformado por Rafael Botero, Bernal Nicholls, Arango Ferrer y Cock. (Acta # 1 de junio 2 de 1936)
El 7 de junio de 1936 ya Félix Henao Botero, quien era profesor de la facultad de derecho de la universidad de Antioquia, en presencia de varios representantes de la industria, el comercio y los gremios de abogados, médicos e ingenieros, citados por el Comité Pro Universidad, y ante la monumental obra de fundar una universidad en circunstancias tan poco propicias, dijo las severas palabras que dieron origen a la Bolivariana: “en Antioquia todo es posible.” (Acta # 2 de junio 9 de 1936). El 20 de junio se decide nombrar a los Dres. Gonzalo Restrepo Jaramillo y Alfredo Cock Arango para que visiten al Señor Arzobispo de Medellín (Tiberio de J. Salazar y Herrera) para inquirir su opinión sobre el proyecto y la forma en que él “contribuiría a su realización” (Acta # 3 de junio 20 de 1936). En la cuarta sesión del comité el Dr Alfredo Cock Arango informó que el Señor Arzobispo “veía con mucha complacencia las actividades en que éste Comité está empeñado; que desde el principio expresó al Dr Félix Henao Botero que él sería el primero en contribuir a esta obra.”, y se decide ya ejecutar el proyecto designando dos comisiones, una de “estatutos” compuesta por Félix Henao Botero, Gil J. Gil, Federico Vásquez Uribe, y Alfonso Restrepo Moreno; y otra “económica” compuesta por Gonzalo Restrepo Jaramillo, Alfredo Cock Arango, Manuel María Escobar, Ramón Echavarría, Luis Eduardo Arenas, y León Londoño.
En la sesión del 30 de junio de 1936 (Acta # 5), se da cuenta en el acta, del temor del Arzobispo de Medellín “de que la Nunciatura Apostólica por instancias del Gobierno llegara a llamarle la atención, por creerse erradamente que se trata de una guerra a la universidad oficial” (Mensaje del Señor Arzobispo de Medellín al Comité Fundacional manifestando que la reunión general de los gremios que se tenía prevista no debe reunirse en el Palacio Arzobispal). En esta importante sesión se establece con claridad la independencia que tendría la Universidad Bolivariana de la Curia: “El Dr. Henao Botero se mostró partidario de que una junta elabore un plan de acción y lo someta al Ilustrísimo Señor Arzobispo para que lo bendiga; de que ese plan contenga el memorandum de razones por las cuales se funda la Universidad Católica, con la advertencia de que ésta quedará “exenta”, es decir autónoma en sus reglamentos, manejo de dineros, nombramientos, etc, sin depender de la Curia, la que solo intervendrá en caso de un grave error.” “El Señor Arzobispo podría intervenir indirectamente, respondió que por ejemplo nombrando Rector de una terna que se le presente.”. El gran Monseñor Felix Henao Botero, quien después fue Rector por más de 40 años, dejó en sus propias palabras, señalada, y en forma clara, la mentalidad confesional, pero laical, de la Universidad Pontificia Bolivariana.
Ante la dificultad de obtener los permisos civiles necesarios para el funcionamiento de la nueva universidad, y ante la cercanía con la iglesia católica antioqueña, por su clara confesionalidad como Católica, se determinó que “Respecto de la personería jurídica para la nueva universidad, se habló de que era obtenible del gobierno si ésta tomaba la forma de “corporación” y de que también el Arzobispo podría concedérsela de acuerdo con el concordato, por medio de un decreto que se hallaba listo a dictar”. Ante el hecho del retiro de la mayoría de los profesores católicos de la facultad de derecho de la Universidad de Antioquia, en esta importante reunión del 8 de septiembre de 1936, y dado que éstos ya estaban dando clases a sus alumnos porque de hecho ya el parto se adelantó, se decidió organizar en forma inmediata la universidad comenzando con la facultad de derecho (Acta # 8 del 8 de septiembre de 1936).
Paralelamente, un grupo de profesores: Julio Enrique Botero, Guillermo Jaramillo Barrientos, Félix Henao Botero, José Manuel Mora Vásquez, Fernando Gómez Martínez, Rafael Restrepo Maya, Alfredo Cock Arango, Alfonso Restrepo Moreno, José María Bernal, Jorge Ortiz Rodríguez, Juan Evangelista Martínez, Eudoro González Gómez, José Luis Molina, Cayetano Betancur, Bernardo Echeverri, José Roberto Vásquez y Francisco E. Tobar, que habían renunciado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia, instala las clases, y se pone en marcha la Facultad de Derecho y la Universidad Católica Bolivariana, pues expresaron que “Acerca de la formalización legal de la creación de la Universidad Católica, todos los concurrentes conceptuaron que la legislación nacional la permite ampliamente y asimismo los títulos que la universidad expida dentro de determinadas circunstancias.” Y, en consecuencia designaron una comisión compuesta por los doctores Guillermo Jaramillo Barrientos, Félix Henao Botero, Alfredo Cock Arango y Alfonso Restrepo Moreno “para que entendiéndose con el Ilustrísimo Señor Arzobispo Dr. Salazar y Herrera y con el Presbítero Dr Manuel José Sierra, elaborasen la minuta de constitución de la Universidad Católica Bolivariana. (Acta de Instalación de septiembre 14 de 1936).
En esa sesión llamada Acta de Instalación se designó por unanimidad como Rector de la Universidad al Dr. Manuel José Sierra “y se dispuso comunicarle así a éste y al Excelentísimo Señor Arzobispo Doctor Salazar y Herrera, para que dictase el correspondiente decreto de nombramiento, si lo tenía a bién”
El día 14 de septiembre de 1936, en presencia del Dr. Guillermo Jaramillo Barrientos, quien asistió a la sesión # 9 del Comité Fundacional, y quien va en representación de los profesores católicos de la facultad de derecho que habían renunciado en la Universidad de Antioquia, “se dio lectura al decreto sobre constitución de la “Universidad Católica Bolivariana”, nombre con que será conocida en el futuro” (Acta # 9 del 14 de septiembre de 1936), identificando el ideario de Simón Bolívar con el conservatismo porque ya se había identificado a Francisco de Paula Santander con el liberalismo. Nació pues lo que es hoy la gran Universidad Pontificia Bolivariana. Después de éste último análisis de los laicos fundadores, con Monseñor Felix Henao Botero, se expide el Decreto Arzobispal el 15 de septiembre de 1936, dando origen formal a la Universidad.
Fue la Universidad Pontificia Bolivariana obra de los profesores y estudiantes de la Universidad de Antioquia, que desertaron masivamente de esa universidad por haberse dejado atrapar ésta por la ideología liberalizante, laicista y socialista del momento; obra cobijada y acuñada por la Iglesia Católica, que le permitió nacer al amparo del derecho canónico. Un gran puntal fue Félix Henao Botero, a quien ya se la han reconocido sus ejecutorias, pero se está en mora de hacerle un gran homenaje, muy especialmente, al Dr Alfredo Cock Arango. Debe hacer la Universidad Pontificia Bolivariana un reconocimiento especial a sus fundadores e impulsores laicos para mantener el espíritu fundacional: mentalidad laical por y para un humanismo cristiano.
Julio Enrique González Villa
Profesor de Facultad de Derecho
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