sábado, 3 de septiembre de 2011

La Carta al Rector de la UPB del 25 de julio del 2011


Medellín, julio 25 del 2011





Monseñor

Luis Fernando Rodríguez Velásquez

Universidad Pontificia Bolivariana

Rector General





Muy respetado Señor Rector:





He leído y meditado con muchísima atención su comunicación que recibí vía correo electrónico el lunes 18 de julio del presente. Su mensaje me lleva a hacer algunas consideraciones que quiero compartir con Usted:





  1. Creo que los honores, y, en especial, los grados "Honoris Causa", se deben dispensar a personas que, además de sus méritos académicos y científicos, se hayan destacado por haber puesto sus esfuerzos y conocimientos para la realización de los valores que constituyen la misión y visión de la Universidad. Que se sepa, para discernir al profesor Robert Alexy el doctorado Honoris Causa, no se han analizado sus realizaciones bajo esta óptica.



El profesor Robert Alexy es uno de los voceros del llamado Nuevo Derecho que está imponiendo la Sra. Decana de nuestra querida facultad a como dé lugar.



Aprendí desde mis épocas cuando estuve de director jurídico en Cervecería Unión S.A. y cuando realicé mi Magíster en Administración en la Universidad EAFIT, que cuando se tiene un producto exitoso, éste no se puede cambiar sustancialmente. Pues bien, el abogado egresado de la facultad de Derecho de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín es un excelente producto elaborado con un talante especial. Ejemplo de ello fueron los Doctores Samuel Muñoz Duque, Jorge Molina Moreno y Darío Múnera Arango, entre muchos otros, todos presidentes de las empresas más reconocidas del País: Compañía Nacional de Chocolates, Suramericana y Coltabaco.



La formación impartida en las aulas de la facultad de derecho de la U.P.B. es reconocida a través de los años desde las épocas del profesor Miguel Moreno Jaramillo, Lucrecio Jaramillo Vélez, Samuel Barrientos Restrepo, David Córdoba Medina, Ignacio Moreno Peláez, José Luis López; continuó con Luis Gabriel Botero Peláez, Ignacio Mejía Velásquez, Jesús Vallejo Mejía, Enrique Gaviria Gutiérrez, Jairo Escobar Padrón; hasta hoy con Javier Tamayo Jaramillo, Carlos Jaramillo Restrepo, Ignacio Sanín Bernal; todos los anteriores entre muchos otros de los maestros que han dejado su impronta en el carácter del abogado bolivariano.



Para Robert Alexy es común la colisión entre principios normativos, para lo cual propone su solución optimizando los principios (buscar su máxima realización posible) a través de lo que llama la ley de la ponderación. Esto implica el principio de proporcionalidad con sus 3 subprincipios: idoneidad, necesidad y proporcionalidad en sentido estricto. (Tres Escritos Sobre los Derechos Fundamentales; Robert Alexy; Tercera Parte. Sobre la Estructura de los Principios Jurídicos; Universidad Externado de Colombia; Serie de Teoría Jurídica y Filosofía del Derecho # 28; Bogotá, 2003, pág. 101)



Pues bien, las teorías de Robert Alexy han sido tenidas en cuenta por la Corte Constitucional Colombiana en la sentencia en que despenaliza el aborto en Colombia. Para una ilustración literal, me permito transcribir sólo algunos apartes de la misma:



“En conclusión, el legislador penal cuenta con un amplio margen de configuración en materia penal, pero dicho margen encuentra sus principales límites en los derechos constitucionales, dentro de los cuales se destacan la dignidad humana, el libre desarrollo de la personalidad, y la salud en conexidad con la vida y la integridad de las personas. Como sobre tales derechos, del bloque de constitucionalidad no se deriva un mandato determinante para la solución de los problemas jurídicos planteados en este proceso, es necesario aplicar un juicio de proporcionalidad para decidir en qué hipótesis el legislador penal, con el propósito de proteger la vida del nasciturus, termina afectando de manera desproporcionada los derechos de la mujer y transgrediendo los límites dentro de los cuales puede ejercer el margen de configuración.”…“Llevar el deber de protección estatal a la vida en gestación en estos casos excepcionales hasta el extremo de penalizar la interrupción del embarazo, significa darle una prelación absoluta a la vida en gestación sobre los derechos fundamentales comprometidos de la mujer embarazada, especialmente su posibilidad de decidir si continúa o no con un embarazo no consentido. Una intromisión estatal de tal magnitud en su libre desarrollo de la personalidad y en su dignidad humana, privaría totalmente de contenido estos derechos y en esa medida resulta manifiestamente desproporcionada e irrazonable. La dignidad de la mujer excluye que pueda considerársele como mero receptáculo, y por tanto el consentimiento para asumir cualquier compromiso u obligación cobra especial relieve en este caso ante un hecho de tanta trascendencia como el de dar vida a un nuevo ser, vida que afectará profundamente a la de la mujer en todos los sentidos.” (Sentencia C 355 del 2006)



El profesor Alexy, como tantos pregoneros del nuevo derecho, centran su discurso en la mera racionalidad sin ningún recato por la Ley Eterna. Se podría afirmar que para ellos la moral general para el Estado no existe, sino que cada persona encuentra su propia moral, por lo que se termina prohijando conceptos como el aborto, el matrimonio entre homosexuales, etc… destructores todos ellos de la institución más sagrada para el Estado: la familia. Me sorprende como hasta un pagano como Marco Tulio Cicerón dijera en su República que “Tampoco Cartago hubiera tenido tanta fuerza durante casi seiscientos años sin un buen gobierno y una moral. De no existir esta natural tendencia de valor, nunca les hubiera liberado del asalto..” (Marco Tulio Cicerón; Sobre la República; Los Clásicos de Grecia y Roma; Planeta De Agostini; España, 1998, Pág. 34).



¿No debería una universidad Pontificia enaltecer más bien el concepto de derecho natural y moral prescrito por Aristóteles y Santo Tomás? En vez de hacérsele un reconocimiento al profesor Alexy, por qué no se ha traído y enaltecido más bien a los grandes filósofos del derecho católicos cómo: Javier Hervada de la Universidad de Navarra, o John Finnis de la Universidad de Oxford, o Carlos Massini Correas de la Universidad de Mendoza? ¿Por qué no se enseñan en nuestra facultad a los grandes filósofos del derecho católicos contemporáneos como: Rodolfo Vigo, Georges Kalinowski, Sergio Cotta, Michel Villey, con la misma intensidad con que se ha enseñado a Alexy, Habermas, etc…?



A un evento como el que se está preparando para conmemorar los 75 años de existencia de nuestra Facultad, ¿por qué no se invitó a la gran reserva jurídica y moral que tuvo nuestra Facultad durante tantos años, como lo es el Dr. Otto Morales Benítez e inclusive al Dr. Belisario Betancur por su importancia al haber sido Presidente de la República, o al Dr. Hernando Londoño Jiménez ex constituyente; o a los Dres. Gustavo Gómez Velásquez, Edgar Saavedra Rojas, Jorge Aníbal Gómez Gallego, todos ellos ex magistrados de la Corte Suprema de Justicia para honor y honra de nuestra facultad, entre muchos otros? También se debió invitar al profesor Javier Tamayo Jaramillo quien ha estado dando una dura batalla contra los conceptos arbitrarios del llamada nuevo derecho, concepto éste que ha dado lugar a lo que otros llaman la tiranía de la toga. ¿Por qué se escoge Cartagena para conmemorar semejante acontecimiento, cuando es la ciudad de Medellín la llamada a exigir un evento de esa naturaleza?



Todo esto no obedece más que a la falta de criterio y formación, por lo que se caracteriza la dirección actual de nuestra facultad; alma mater, que no podríamos nunca olvidar.





2.    Bien conoce Ud., Sr. Rector, las inquietudes y preocupaciones de un buen grupo de profesores de la Facultad de Derecho de la Universidad con la orientación y forma como se conduce la Facultad de Derecho.



No considero que sea necesario reiterar algo que Ud. conoce tan bien y desde hace largo tiempo.



El desconocimiento que Ud. manifiesta tener sobre los docentes de la Universidad es explicable, pero, no se puede pretender que sean los mismos profesores quienes deban dar esta información a la Rectoría.



Considero que los decanos y los consejos de facultad deben ser lo que Ud. acertadamente denomina "filtros", pero reflejando el pensamiento bolivariano.



La Universidad es una institución jerarquizada y, por ello, la gran responsabilidad recae en sus máximos órganos -Rectoría y Consejo Directivo-. Los decanos son subordinados cuya actuación debe estar sujeta a sus superiores.



Vale la pena recordar dos conceptos de responsabilidad: "Culpa in Eligendo" y "Culpa in Vigilando". Compromete su responsabilidad quien yerra eligiendo a quien no resulta competente para el cargo y, también compromete su responsabilidad quien no vigila la forma como el subordinado ejercita las funciones atribuidas.



No creo que aporte algo reiterar a Ud. las razones en que se funda el desasosiego que muchos profesores tienen con respecto a la Facultad. Ud. las conoce y además tiene pruebas de algunos de esos hechos. Baste mencionar la grabación que tiene en su poder.



Pide Ud. paciencia. Esa solicitud me lleva a una pregunta: ¿a cuál de las acepciones de la palabra paciencia se refiere?



Lo anterior porque el Diccionario de la Real Academia de la Lengua trae varias de las cuales cuatro serían aplicables, con consecuencias muy distintas en cada una de ellas:



¿Será la virtud de sufrir sin perturbación de ánimo estos infortunios?



¿Será el ejercicio de la virtud que se opone a la ira? Hasta el momento se ha ejercitado. No se conocen accesos de ira de ninguno de los inconformes.



¿Será espera y sosiego en las cosas que se desean mucho? Esta se tiene y se ha practicado. Se desea con ardor que la facultad no se salga del cauce que debe tener.



¿Será lentitud o tardanza en las cosas que se debían ejecutar prontamente? Lo que se debe ejecutar para ordenar lo que se considera desordenado no está en manos de los profesores sino de la Directivas y me atrevo a sugerir que no debe haber en ésto paciencia pues el tiempo en nada ayuda.



Señor Rector: que su indulgencia para con la dirección actual de la Facultad no resulte aún más lesiva que la situación por la que atraviesa, es tanto el mío como nuestro mayor deseo.



Cuando uno ama una Institución como la Universidad Pontificia Bolivariana, porque mi madre es egresada de la Facultad de Trabajo Social en 1957, yo estudié la primaria en el Colegio de la U.P.B, estudié mi pregrado de abogado en la Facultad de Derecho, obtuve dos títulos de especialista en Derecho Comercial y Derecho Administrativo, y llevo dando clases durante más de 20 años habiendo llegado a ser Profesor Titular, se obliga a decir la verdad sin miramientos y sin temor a las consecuencias, porque por encima de todo está el bien de esa querida y amada Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín.





Reciba mi respetuoso saludo,







Julio Enrique González Villa

Profesor Titular de Derecho Ambiental

Egresado de la Facultad de Derecho de la U.P.B en 1983

1 comentario:

  1. Julio: me alegra esta alusión a nuestra Maestría. Sobre tus postulados, nada que opinar pues en ello soy lego cual ingeniero...

    Un abrazo amigo y he de volver a tus pasos... "para beber de estas fuentes a la orilla dle camino"

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