martes, 23 de agosto de 2011

El Zascandil

El Zascandil. Carta Abierta a David Suárez

Advierto, por un correo electrónico que recibí, que, un individuo de nombre David Suárez, escribe una comunicación al Dr. Guillermo Carmona relacionada con la cancelación de un evento en Cartagena organizado por la UPB y donde iba a disertar el profesor alemán Robert Alexy. En esa comunicación, de la cual me enteré porque le contestó el Dr. Javier Tamayo Jaramillo, dice el mencionado  Suárez:

“Dr. Guillermo mil gracias por toda la información que nos brinda, en especial nos ha mantenido muy actualizados sobre el deplorable, nefasto, imaduro (sic) y medieval insuceso de la UPB.
…Como dicen por ahí zapatero a tus zapatos.
Lo mismo he visto por ahí cartas de Julio González Villa, me imagino que es el profesor de ambiental? El mismo que fue Gerente de EEVV? Y que en su época fue suspendido y sancionado por la Contraloría de Medellín? O es un homónimo??..Me genera la misma sensación que con el Dr Tamayo: el Dr Julio sabe es de ambiental, y leyendo sus cartas sobre Alexy queda claro de entrada o que no lo ha leído, o no lo ha entnedido (sic); qué hace un ambientalista opinando de teorías del derecho?? O de filosofía del derecho?? O de los tribunales constitucionales??
Leyendo a Tamayo y a Gonzalez (sic), me siento casi igual que escuchando en la W a Julito o a Félix, o en Caracol a Arismendi cuando en sus programas de radio juegan a ser magistrados, teoricos o analistas del derecho.
Dr. Tamayo: su campo es la responsabilidad, Dr. Gonzalez: su campo es el ambiental.
Es muy peligroso, antitécnico y con resultados deplorables cuando un cardiólogo juega a ser neurólogo, o cuando un ortopedista juega a ser internista.
Ahora sí, luego de 5-7 días, comprendo las inexactitudes, adefesios, impropiedades y desvaríos del Rector de la UPB. Son plenamente entendibles: se apoyó en escritos de Julio Gonzalez, Javier Tamayo y Jesús Vallejo Mejía. No se podía esperar nada distinto que la comisión de un gran y grave error…”

Debo decir que no conozco al señor David Suárez, pero, por la información que dio el Dr. Javier Tamayo Jaramillo en su carta respuesta, fue un funcionario público de “carrera” que recuerdo en la prensa cuando fue designado secretario general de Empresas Públicas de Medellín y, según entiendo, es ahora profesor de la Universidad EAFIT, razón por la cual hurgué en Internet y comprobé que el profesor de EAFIT se llama David Suárez Tamayo y que de diez cargos que ha ocupado, nueve fueron puestos públicos, hasta el actual (el décimo), que es profesor de tiempo completo de EAFIT.

Me veo obligado entonces a contestarle a David Suárez Tamayo en los siguientes términos:

Primero: Comienza el tal David Suarez Tamayo diciendo que ha “visto por ahí cartas de Julio González Villa”. Bueno, pues no sé qué cartas ha leído que sean de mi autoría. Sí le expreso que hice una carta abierta al profesor español Juan Antonio García Amado que aún éste no me ha respondido, y que me comunicó al otro día de enviársela, muy amablemente, que lo iba a hacer. Dicho sea de paso, esta carta la transcribió el profesor García Amado en su blog Duralex el 12 de agosto de este año, y allí vuelve a repetir que me contestará.

Segundo: El señor David Suárez Tamayo se pregunta, en forma irónica, que si soy “El mismo que fue Gerente de EEVV? Y que en su época fue suspendido y sancionado por la Contraloría de Medellín? O es un homónimo??”.

Pues bien, Sr. Suárez, ¡No soy esa persona que usted menciona!

En primer lugar, me causó extrañeza que usted recordara eventos de hace casi 20 años, por lo que al revisar en internet su información, que reposa en EAFIT: www.eafit.edu.co/programas-academicos/pregrados/derecho/informacionacademica/Paginas/david-suarez-tamayo.aspx, encuentro que usted, en su larga trayectoria como funcionario público, fue Director de la División Jurídica de la Contraloría General de Medellín. Está probada la razón por la cual encuentro su manifestación malintencionada, pues alude a investigaciones que adelantó la Contraloría General de Medellín, entidad en la cual usted fue Director Jurídico.

Le contesto, aunque usted bien lo sabe, que sí fui Gerente de las Empresas Varias de Medellín, pero nunca fui sancionado por la Contraloría General de Medellín, pues en decisiones tomadas por esa entidad fui absuelto de todos los cargos que se me imputaron. Su pregunta-respuesta, en consecuencia, está tipificando lo que el código penal llama injuria (art 220 CP).

Me parece muy importante hacer énfasis en esta deshonrosa imputación que usted me hace, pues repito, usted fue Director Jurídico de la Contraloría General de Medellín, razón por la cual usted sabría de esos procesos, pero en forma maliciosa y dolosa no dice que la misma Contraloría General de Medellín mediante sendas Providencias me exoneró, como paso a mostrarle:

Mediante Auto 04.3 de diciembre 15 de 1997 la Contraloría General de Medellín decretó la cesación de procedimiento contra mí “por cuanto aparece comprobado que el hecho fiscal no ha existido y los sindicados no lo han cometido. Para el despacho es claro que la acción fiscal no puede proseguirse por cuanto respecto de todos los Gerentes Generales no es predicable responsabilidad,..”. Lo más curioso Sr. Suárez, es que en este proceso, donde parece que usted era parte (Director Jurídico de la Contraloría), su actual jefe, el señor decano de la Facultad de Derecho de EAFIT, Doctor Hugo Castaño, fue, junto con el Dr Carlos Iván Fernández, apoderado de los sindicados, entre los que estuve yo. Con él puede usted verificar lo que le estoy diciendo.

De la misma manera, mediante Resolución 003 de mayo 16 de 1997, la Contraloría General de Medellín revoca el fallo dictado el 3 de febrero por el Area de Juicios Fiscales, por cuanto: “La autorización del pago hecho…se ajustó a la Ley, fue correcta y acertada…”, “Con el Acuerdo de transacción formalizado a través del acto administrativo sub exámine, lo que hicieron las directivas de las Empresas Varias de Medellín, fue precaver o evitar la posibilidad de que se presentara posteriormente, en contra de la entidad, una reclamación del orden judicial por resarcimiento total y ordinario de perjuicios, de la cual se derivan unas erogaciones mucho mayores…”, “Se colige de todo lo anterior expuesto que a los encartados dentro del proceso, doctores Héctor Quintero Arredondo y Julio Enrique González Villa, se les habrá de exonerar…” (Pag 11); “Existe la plena evidencia que el contrato sin número de marzo 15 de 1993, se celebró y ejecutó en condiciones extraordinarias o anormales, dado que en la ciudad estábamos afrontando una emergencia sanitaria, declarada por el Alcalde…Circunstancia ésta que faculta perfectamente para prescindir del contrato escrito…”, “El Despacho después de hacer un juicioso y severo análisis del acervo probatorio que consta en el expediente, está de acuerdo con los distinguidos letrados que han intervenido a lo largo de este debate, en calidad de apoderados judiciales de los indiciados,” (Pag 13); “Categórico es pues que con autorización de la Resolución cuestionada jamás se infringió un daño patrimonial a los intereses de las Empresas Varias de Medellín, antes por el contrario en ejercicio del principio de que los contratos se celebran y ejecutan de buena fe (Art. 1603 C.C.), y en consideración a la equidad contractual, se obró siempre conforme a la verdadera intención de los contratantes,”, “las anteriores precisiones nos conducen a reforzar más la validez del acto administrativo objeto de controversia” (Pag 15); “el acto administrativo se ajustó a la normatividad vigente”, “Se dispondrá en su lugar fallar sin responsabilidad fiscal a favor de los encartados”, “el fondo del asunto se resolverá en beneficio de los procesados” (Pag 16); por lo que previas todas esas consideraciones “Resuelve. Artículo Primero: Revocar el fallo con Responsabilidad Fiscal, dictado el 03 de febrero de 1997…en contra de los doctores Héctor Quintero Arredondo…y Julio Enrique González Villa.” (Pag. 17).

Explicado lo anterior, Sr. Suárez, le exijo una retractación pública de lo que dijo de mí.

Tercero: Dice David Suárez que se imagina que Julio González Villa “es el profesor de ambiental”. Efectivamente, soy profesor de Derecho del Medio Ambiente en la UPB desde hace ya muchos años y de la Escuela de Ingeniería de Antioquia, y que lo he sido de la Universidad Externado de Colombia, de la Universidad Libre de Pereira, de la San Buenaventura de Medellín y de Cali, de la de Medellín, de la de Antioquia, de la Católica de Oriente, de la UNAB de Bucaramanga, pero también quiero agregarle al Sr. David Suárez que he sido profesor del Derecho de los Bienes, de Derecho Administrativo, de Historia Constitucional de Colombia, y de Historia de las Ideas Políticas. Podría decirle al Señor Suárez que la docencia es mi pasión.

Luego, expresamente el Sr. Suárez dice que debo dedicarme a lo que sé, esto es el Derecho Ambiental. Repito textualmente la misiva de Suárez: “el Dr Julio sabe es de ambiental, y leyendo sus cartas sobre Alexy queda claro de entrada o que no lo ha leído, o no lo ha entnedido (sic); qué hace un ambientalista opinando de teorías del derecho?? O de filosofía del derecho?? O de los tribunales constitucionales??”

Acierta Suárez en decir que sé de derecho ambiental, pues efectivamente me dedico al ejercicio litigioso en esa importante área del derecho, pero ello no me ha impedido que mantenga escarceos con la Filosofía y la Historia y obviamente más en estos últimos tiempos con el protagonismo de los Tribunales Constitucionales. Le recuerdo al Sr. Suárez que la Corte Constitucional en la Sentencia T 411 de 1992 determinó que el Derecho al Medio Ambiente era uno de los 4 pilares del ordenamiento jurídico colombiano.

Confieso que cuando leí lo que el abogado Suárez Tamayo expresó, diciendo que en mi escrito se podía verificar que yo no había leído a Alexy, y que si lo había leído no lo había entendido, pensé que iba a tener un fuerte contradictor, un profesor de tiempo completo de EAFIT. Me preparé para un fuerte debate. Pero cuál no sería mi sorpresa cuando luego de que el Dr. Javier Tamayo Jaramillo le replicara, el señor Suárez le contesta:

“2. Dr. Javier: No soy docto, ni doctor, ni experto en Schmitt, ni en Alexy,
ni experto en filosofía o teorías del derecho.” …
“4. Me permito desilusionarlo, pero ni me gustan, ni nunca aceptaría duelos,
retos, a los que Usted me invita. Además sobre qué discutiríamos? Yo no sé
nada de responsabilidad civil, usted sabe más bien poco de contratación
estatal, de servicios públicos domiciliarios y de estructura del estado; y
ninguno de los dos sabemos, ni somos expertos, ni en Schmitt, ni en teoría,
ni en filosofía del derecho. Entonces se imagina lo aburrido de un duelo
entre usted y yo?, salvo que hablemos de fútbol, sí le apasiona.”…

No es usted entonces ningún estudioso de Alexy, ningún experto en filosofía del derecho, ni en teoría del derecho, ni en constitucional; por lo tanto, no es usted nadie para decirme que no he leído a Alexy o que no he entendido a Alexy.

Usted, Señor David Suárez, es un verdadero ¡zascandil!

Cuarto: Me preocupa su ligereza, su sarcasmo, su ironía, su grosería, su desfachatez. Basta repetir una de sus respuestas al juicioso reclamo que le hizo el Dr. Javier Tamayo Jaramillo:

“11. No me imagina como Juez?
Yo tampoco me imagino como Juez, me imagino es
caminando por la playa cogido de la mano con mi linda novia, tomándonos unas cervezas frías, entrando a cine, leyendo juntos, riéndonos hasta de nosotros mismos, y en lo posible olvidándonos del derecho, de la filosofía, de las  teorías del Derecho.”

Pues yo sí me lo imagino a usted como Juez, y por su trayectoria política es muy posible que vuelva a ser un funcionario público con capacidad de decisión, o consiga llegar a alguna magistratura. Todas estas son razones más que suficientes por las cuales lo declaro públicamente mi enemigo; es decir, a partir de su falsa imputación a mi honra, atribuyéndome sanciones que no existen, existe entre usted y yo una manifiesta y pública enemistad que obligará, cuando nos encontremos, a un impedimento por parte suya y a un derecho mío de recusarlo.

Me sorprende una vez más que una Universidad del prestigio de EAFIT tenga como profesor de tiempo completo a un personaje de su catadura.

Como la injuria que usted ha cometido contra mí le consta al Señor Decano de la Facultad de Derecho a la cual usted presta sus servicios como profesor, en razón al apoderamiento que él llevó, por lo que puede dar fé él de la falsedad que usted me imputó, considero oportuno que él tenga conocimiento directo de esta comunicación, razón por la cual le acompaño copia de la misma. De la misma manera le enviaré copia de las que usted le envió al Dr. Javier Tamayo Jaramillo y la respuesta de éste.

Atte,

JULIO ENRIQUE GONZALEZ VILLA.
Profesor Titular
Facultad de Derecho UPB
Cc. Dr. Hugo Castaño Zapata (Decano Facultad de Derecho Universidad EAFIT)

domingo, 21 de agosto de 2011

Carta Abierta al Profesor Juan Antonio García Amado


Carta Abierta al Profesor Juan Antonio García Amado





Medellín, agosto 7 del 2011





Señor Profesor

Juan Antonio García Amado

España







Respetado Señor Profesor:





He leído con atención su artículo denominado “Nuevo Esperpento Académico: El Rectorado de la UPB Cancela el Nombramiento de Robert Alexy como Doctor Honoris Causa”, y me veo obligado a hacerle algunos comentarios:



1-    En primer lugar, dice usted que la UPB había organizado un evento “pocas veces visto en aquellos pagos”, refiriéndose al acto previsto en Cartagena de Indias.



Doctor García Amado, “por estos pagos” han pasado eminentes profesores y el profesor Robert Alexy sería una honrosa visita, pero un episodio más.



Debo decirle que la sede principal de la UPB es la ciudad de Medellín, que creo usted conoce, y un evento académico de la naturaleza del que parece se iba a celebrar no tenía por qué perdérselo la ciudad madre de la Universidad.



El valle de Aburrá, donde está ubicado Medellín, tiene 4.000.000 de habitantes y es una región próspera, con muchísimas universidades, empresas, instituciones de toda clase y con excelentes instalaciones para hacer los congresos académicos que se requieran.



No sólo la Universidad Pontificia Bolivariana, sino todas las otras universidades del valle de Aburrá, que pueden ser más de 30 universidades, han hecho eventos académicos en gran escala, por lo que no es cierto que un evento de la envergadura del que iba a celebrarse en Cartagena, fuese “un encuentro pocas veces visto por aquellos pagos”.



Nunca la UPB había seleccionado la ciudad de Cartagena para hacer congresos y ahora había resuelto su exdecana hacerlo allí. Me asalta mi primera duda: ¿Fue exigencia del profesor Robert Alexy para venir a Colombia? Esta respuesta la da usted mismo en su artículo: “A la invitación que se le cursó respondió Alexy, según mis informantes, con dos peticiones: …que el acto correspondiente tuviera lugar en Cartagena de Indias.”



Debo recordarle a usted que Cartagena de Indias es una bella ciudad turística, pero que está a 1 hora en avión de la ciudad de Medellín y a 12 horas en carro.



¿Desde cuándo para un evento organizado en “estos pagos”, el invitado exige que se haga en una ciudad determinada, lejos de la ciudad natural de la universidad, y la universidad se pliega a estas exigencias? No conozco precedentes y considero inadmisible que un personaje de la academia, por importante que sea, como reconozco que lo es el profesor Alexy, exija que un evento al que es invitado se celebre donde él quiera.



Imagínese usted que una universidad de Madrid otorgase un Honoris Causa y el homenajeado exija que se le entregue en Barcelona; y no me quiero imaginar lo que ocurriría si una universidad de Barcelona lo otorga y el homenajeado exige que se le entregue en Madrid.



2-    En segundo término, al leer su blog, me encuentro con la segunda sorpresa: que la Universidad Pontificia Bolivariana no había decidido, después de un análisis cuidadoso, serio, pausado, darle el doctorado Honoris Causa al profesor Robert Alexy.



Ahora resulta, y nos queda claro, por su información en su artículo, que el profesor Alexy lo exigió. Dijo usted: “A la invitación que se le cursó respondió Alexy, según mis informantes, con dos peticiones: que se le diera el doctorado honoris causa”.



En mi cabeza provinciana de este “modesto pago”, no me cabe que un académico de los quilates del profesor Robert Alexy le exija a la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín un doctorado Honoris Causa, para atender una invitación a dar una conferencia.



Quien fuera un maestro nuestro, dijo en su momento: los honores no se buscan, se disciernen;  consecuente con ello, la entidad que los confiere debe buscar que quien los reciba honre el honor con que se le honra. Para que ello ocurra en nuestra universidad es porque el honrado enaltece los valores fundantes de ésta, y no porque de su parte lo exija.



¿Qué hay detrás de todo esto?



En fin, lo que parecía un gran evento académico, en donde tiene que primar la generosidad, el desinterés, el repartir conocimiento, la espiritualidad, porque eso es la academia, y eso es lo que enaltece a un académico, ¿se convirtió en una negociación?: “do ut des”.



Esto no se había visto “en estos pagos”, y ¡no estoy de acuerdo!, y expreso ante usted y ante el mundo académico mi rechazo y siento mi voz de protesta, aunque reconozco que soy un modesto abogado y profesor de provincia. Y me resisto a su conclusión: “contra el vicio de invitar está la virtud de pedir”.



3-    En tercer término, usted menciona que “con fecha 23 de julio, un profesor se (sic) de Derecho de la mencionada universidad dirige al rector una carta…En esa carta, por cierto, hay unos cuantos errores ortográficos y el nombre del profesor alemán se escribe varias veces de modo incorrecto.”

Introduce usted, de entrada, una incompetencia a ese profesor por tener “unos cuantos” errores ortográficos y haber escrito incorrectamente en varias oportunidades el apellido del profesor Alexy.



Pues bien, ¡yo soy ese profesor!



Y este modesto profesor de provincia antioqueña (porque Medellín es la ciudad capital de una región que podríamos llamar “provincia” llamada Antioquia), quiere precisarle respecto a esto unas cuantas cosas:



a)    No he dirigido ninguna carta al señor rector de la UPB con fecha 23 de julio del 2011. Esa carta no existe.



b)    Sí elaboré y dirigí y entregué en la rectoría de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín una comunicación al Señor Rector de esa Universidad, pero el día 25 de julio del año en curso.



c)    La comunicación suscrita por mí reposa en la rectoría de la Universidad, está con sello de recibo, y en ella se puede constatar que no existe ningún error de ortografía (lea usted bien: ¡ninguno!) y en ninguna parte de esa comunicación está mal escrito el apellido del profesor Alexy.



d)    La comunicación que usted en su blog dice que es mía, es una transcripción amañada de la mía que sí entregué. A esa comunicación, que usted me imputa, le faltan datos, palabras, frases, que están en la verdadera, y le sobran datos, palabras y frases que no están en la verdadera.



e)    En conclusión: su punto de partida no se compadece con la realidad y amerita una retractación pública de su parte, como distinguido y reconocido académico que es. Para mí es seguro que sus informantes abusaron de su buena fe.



4-    Ahora, entrando en materia: el asunto no es si el profesor Alexy es merecedor de un doctorado Honoris Causa. En mi concepto, claro que lo es, pues es uno de los más grandes filósofos del derecho contemporáneo. La pregunta es: ¿Debería ser invitado por una Universidad como la UPB para ser distinguido con el Doctorado Honoris Causa? Mi respuesta es negativa en cuanto a lo que implica para una Universidad hacer esta distinción, pues la misma conlleva el poner a esa persona y a sus ideas como paradigma a seguir. Ahí es donde advierto que el profesor Alexy con sus teorías, respetables por demás, aunque pueden encajar en algunas formas de moralidad, no encajan plenamente con el ideario de una moral cristiana. Lo anterior, adicional a lo ya dicho de la impertinencia de que él exigiese esa distinción para venir a la UPB.



5-    Por último, la Señora exdecana funge ahora como víctima de lo que ella llama censura, o violación a la libertad de expresión, o violación a la libertad de cátedra; sin embargo, ella no le ha transmitido a usted ni a los medios la realidad de la Facultad de Derecho de la UPB durante su administración: ella hizo expulsar de su cátedra al profesor Alejandro Duque, simplemente porque la cuestionaba; ella persiguió a uno de los mejores estudiantes de la Facultad hasta obligarlo a pedir traslado a otra universidad, porque él había elaborado un blog en que también la cuestionaba (caso Alejandro Echavarría); ella le quitó la cátedra de Teoría Constitucional al profesor Jesús Vallejo Mejía, exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia, profesor de esa materia durante 30 años, y tratadista, sin que haya habido motivación clara, sabiéndose sí que era contrario a las tesis del llamado nuevo derecho, tan afecto éste a los idearios de la exdecana; ella presionó la salida del coordinador de la especialización de derecho procesal, y profesor de Teoría del Proceso y Teoría del Derecho, profesor Alejandro Ochoa Botero, informándole a los estudiantes motivaciones ajenas a la realidad; ella, además, presionó la salida del profesor Francisco Gil, quien era el coordinador del área de derecho público, exponiéndole también a los estudiantes informaciones ajenas a la realidad; ella le quitó la cátedra de familia a la profesora Beatriz Arcila Salazar, sin explicación alguna; ella censuró al profesor Jorge Contreras por colaborar con la divulgación de un evento académico que ella no organizó y que era dirigido por sus contradictores; ella me quitó mi cátedra de Derecho Civil Bienes, sin explicación alguna; ella canceló una actividad académica que previamente había aprobado, programada por el profesor Carlos Jaramillo Restrepo, al parecer por cuanto se indispuso con el profesor que iba a dictar el curso, arguyendo no recordar su aprobación; y así muchos casos más. Todo esto que ella hizo: ¿acaso no es violatorio de la libertad de expresión? ¿no es violatorio de la libertad de cátedra? ¿no es censura velada?. Entonces, el debate se debe centrar: con la idea de imponer una determinada forma de pensar el derecho la exdecana ha violado el más sacrosanto de los derechos: la libertad. Por eso su renuncia es bienvenida para mí, y para muchos otros que, desde tiempo atrás, hemos sido conscientes de la falta de transparencia con que la exdecana dirigió la Facultad.



Y, para comenzar una sana discusión que me permito proponerle sobre la Ley Eterna, que usted parece circunscribir a los cánones eclesiásticos, veo oportuno citar a Cicerón cuando textualmente expresa:



“La verdadera ley es una recta razón, congruente con la naturaleza, general para todos, constante, perdurable, que impulsa con sus preceptos a cumplir el deber…Tal ley, no es lícito suprimirla, ni derogarla parcialmente, ni abrogarla por entero, ni podemos quedar exentos de ella por voluntad del senado o del pueblo, ni debe buscarse un Sexto Elio que la explique como intérprete, ni puede ser distinta en Roma y en Atenas, hoy y mañana, sino que habrá siempre una misma ley para todos los pueblos y momentos, perdurable e inmutable; y habrá un único dios como maestro y jefe común de todos, autor de tal ley, juez y legislador,…” (Sobre la República, Marco Tulio Cicerón, Libro III, Planeta DeAgostini, Los Clásicos de Grecia y Roma; Pag 137; España, 1998).



Observe usted respetado profesor que la Ley Eterna no es la Ley eclesiástica. Otra cosa muy diferente es que la Iglesia haya verificado la solidez de esos pensamientos clásicos y sobre ellos haya edificado su obra. Tomás de Aquino basó su obra en Aristóteles; Cicerón fue el gran difusor de Aristóteles en el mundo latino.



En mi opinión, sería deseable que una universidad como la Bolivariana de Medellín, teniendo en cuenta su identificación como Pontificia, le hiciese unos estudios especiales, no únicos, a iusnaturalistas católicos y también a los iusfilósofos no católicos, pero sin excluir a los primeros, que es lo que está ocurriendo, lo cual nunca tuvo en cuenta la exdecana de la Facultad de Derecho.



Queremos libertad, pero en todos los sentidos. Lo que yo veo en este interesante, pero mal planteado debate, no es que haya habido censura, y yo jamás la pediría; lo que se evidencia es una falta grave de deslealtad con una institución por cuenta de la exdecana.



Tal vez todo lo afirmado por usted se explica por la rapidez de su pronunciamiento. Vale la pena entonces recordar esta anécdota: Preguntado Deng Xiaoping  por su opinión sobre la Revolución Francesa manifestó que era un acontecimiento demasiado reciente para tener una opinión clara sobre él. El conflicto de la UPB no es la Revolución Francesa, pero una hora tampoco son 200 años.



Dejadas puntualizadas las anteriores consideraciones, para mí es muy grato continuar leyéndolo, y espero tener algún día el placer de conocerlo personalmente para conversar sobre estos y otros temas en compañía de un buen café colombiano.



Reciba usted mi respetuoso saludo,





Julio Enrique González Villa

Profesor Titular Derecho Ambiental

Doctor en Derecho

U.P.B.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Los Entrometidos y los Infiltrados en la UPB

Los Entrometidos y los Infiltrados en la UPB

Fui profesor investigador de la Universidad Externado de Colombia, estuve dictando clases allí durante 10 años, hice en esa Universidad una especialización en Derecho Ambiental e hice mi doctorado en la misma, al cual le dediqué siete años. No tengo con la Universidad Externado de Colombia y con su Rector, Doctor Fernando Hinestrosa Forero, sino agradecimiento por haberme abierto sus puertas. Dejé allá muchos amigos y alumnos. Pero el día en que haya un debate interno en esa Universidad con ocasión de sus estatutos, de sus decisiones, etc… no me involucraría, por mero respeto. De la misma manera, hice una maestría en la Universidad EAFIT de Medellín, allí estuve cinco años, y el día que haya un debate interno sobre la razón de ser de esa Universidad, tampoco me involucraría, por mero respeto. Dicto y he dictado clases en la Universidad de Medellín, en la Universidad Libre de Pereira, en la UNAB de Bucaramanga, en el CES de Medellín, en la Universidad de Antioquia, en la Escuela de Ingeniería de Antioquia, en la Universidad Católica de Oriente donde fui parte del comité fundacional de la Facultad de Derecho y dicté clase durante 10 años, y de la misma manera, ante un problema interno o ideológico, no me involucraría, por mero respeto a todas esas Universidades que me han abierto generosamente sus puertas.

Mi alma mater, mi casa, es la Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia Bolivariana. Eso escogí y asumo esa consecuencia para el resto de mi vida. A pesar de haber hecho especializaciones, maestría, doctorado, en otras universidades, el sello que imprime el carácter lo da donde se hace y aprueba el pregrado. Allí se forma el abogado.

A pesar de que se obtenga un diploma que lo llame a uno egresado de la UPB, por el hecho de hacer allí un posgrado, el imprimátur no lo entrega ese documento. Se necesita ese título del pregrado, ese haber pasado por toda la nómina de grandes profesores de la UPB, para adquirir ese talante bolivariano, esa formación que sólo es capaz de asimilar el joven que mira la vida como su gran reto. Respeto a todas las otras universidades, las admiro, las valoro, agradezco enormemente sus puertas abiertas, pero exijo a cambio lo mismo de los egresados de ellas: respeto por la Facultad de Derecho de la UPB.

Censuro pues, en consecuencia, a los profesores de la Universidad de Antioquia (Claustro de Profesores) que escribieron, opinaron y tomaron partido en la crisis interna de la Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín. Pero censuro con más derecho a algunos egresados de la Universidad de Medellín a quienes la UPB les abrió las puertas para vincularlos como docentes y han tomado parte muy activa en el debate que se ha abierto en la UPB con motivo de la renuncia de la exdecana de Derecho.

Se involucran los profesores de la U de A porque en su parecer se está amenazando la libertad de cátedra o de expresión en la U.P.B. ¿Olvidan ellos por qué razón nació la Facultad de Derecho de la Bolivariana? Nació precisamente porque en 1936 no había libertad de expresión ni de cátedra para algunos profesores y estudiantes de la Universidad de Antioquia; en consecuencia resolvieron emigrar de esa Universidad y fundar otra donde sí la hubiera para ellos. ¿Olvidan los profesores de la U de A, por qué razón fue reforzada la Facultad de Derecho de la U.P.B. en la década de los setentas con profesores como: Horacio Montoya Gil, Pedro Escobar Trujillo, Luis Gabriel Botero Peláez, Jesús Vallejo Mejía, Jairo Escobar Padrón, Gabriel Jaime Arango, Enrique Gaviria Gutiérrez, Jairo Duque Pérez, entre otros? Porque no tenían en la Universidad de Antioquia garantías suficientes para ejercer su derecho a la libertad de expresión y a la libertad de cátedra. Les recuerdo que muchos de esta oleada de los setentas eran de origen liberal.

La Universidad Pontificia Bolivariana es una gran casa de estudios donde se practica, se respeta la libertad de expresión, donde jamás durante estos 20 años he vivido una sola censura. Tiene hoy su Facultad de Derecho un problema sí, pero un problema que ocasionó la desacertada administración de la exdecana saliente, que salió por la puerta de atrás, denigrando de la casa que le dio todas las oportunidades de lucimiento, haciendo escándalo, mintiendo, y no tuvo la grandeza de los bolivarianos. Desafortunadamente la excepción confirma la regla.

Los bolivarianos estamos haciendo el debate, con altura, a quien sea, aún ante las mismas autoridades eclesiásticas; pero lo haremos nosotros, no los entrometidos ni los infiltrados de afuera. Y nosotros promoveremos la refundación de la Facultad.

Julio Enrique González Villa
Profesor Titular.
Egresado de la Facultad de Derecho de 1983.