La Universidad Pontificia Bolivariana
Alfonso López Pumarejo sube a la Presidencia de
la República en 1934 con la intención decidida de intervenir para dirigir no
sólo la economía sino la educación en el País, por lo que se empeñó en
modificar sustancialmente la Constitución Política de 1886 con las reformas de
1910.
El gobierno de López Pumarejo decidió romper la
columna vertebral basada en la propiedad privada, pilar fundante de la
Constitución de 1886, e incorporar un nuevo pilar: el social, inspirado en las
teorías de Leon Duguit.
En su intención de modificar todo el sistema
educativo, exigiendo cambios radicales, nombró como ministro de educación al
Dr. Luis López de Mesa, quien asume la cartera el 13 de agosto de 1934.
Sobre la educación en Colombia, López de Mesa “…se
manifestó en contra de lo que era el sistema educacional tradicional del país,
y en las corporaciones públicas cuestionó severamente la pedagogía en que esta
se basaba. Es una educación dispuesta siempre a plantear problemas pero que
nunca daba la respuesta a ellos. Dijo en cierta ocasión.” (Francisco Mario
Velásquez A, Carlos H. Uribe C y Eduardo Santa; Vida y Obra del Profesor Luis
López de Mesa; Editorial U de A, 1985, pag. 53).
Para llevar a cabo sus propósitos, logró que se
estableciera en la Ley 12 de 1934 una dirección de universidades dentro del
Ministerio de Educación, y en comunicación del 17 de diciembre de 1934 al
Congreso reitera que el movimiento liberal tenía como objetivo “Tomar a la
educación nacional como factor decisivo de ese movimiento político que se
encontraba en el poder” (Francisco Mario Velásquez A, ob. Cit. pag. 57).
En un célebre discurso de Luis López de Mesa en
el Primer Congreso Internacional de la Gran Colombia, éste ministro de
educación había dicho:
“Si a un labriego le hemos enseñado el Padre
Astete, sabrá rezar, pero no sabrá sus derechos civiles ni de sus deberes
familiares; si a un bachiller le hacemos aprender el texto o los dictados de la
metafísica que se acostumbran en nuestros colegios, sabrá Teología pero no
tendrá un criterio filosófico; si a un pedagogo lo hemos instruido en la sicología
de los escolásticos, sabrá defender el Dogma, pero no educar a un niño; si a un
abogado le enseñamos esta misma filosofía escolástica, aunque haya pasado por
tercera mano, no podrá interpretar el derecho moderno. Se les habrá educado
para funciones diversas de las que tienen que llevar, y por lo mismo, resultará
lo que ha resultado entre nosotros. …En religión el dominio indiscutido por
muchos años en el más respetado maridaje con el Gobierno, probó que ella no nos
dá la felicidad en este mundo. En política un nitchiano desequilibrado nos
probó la falsedad de los ídolos…. El clero, en general, no está bién preparado
para el progreso. Ved a nuestros virtuosos párrocos: hicieron seis años de
filosofía Tomista, de Teología, total: no saben una palabra del corazón humano
ni de las necesidades del hombre moderno. Oyen hablar de civilización y se
espantan creyendo ver un crimen tras esa inocente palabra. Se suben a la
Cátedra Sagrada para encasillarse en un discurso de Santo Tomás o de San
Buenaventura… El párroco cobra el diezmo y la primicia, y no sabe una
demostración persuasiva para arrancar a sus feligreses de los métodos añejos de
cultivo con que arruinan sus tierras. Los absuelve de sus borracheras y no sabe
protegerlos contra ellas… los absuelve de la formación orgiástica y deseada y
no sabe hacerles comprender que la sífilis es la implacable destructora de la
personalidad y de la raza…. En los seminarios rezaron mucho, aprendieron mucha
Liturgia y poco más: por eso están ahí, impotentes ante el mal, arrollados por
él y temblando ante el grito lejano de la civilización vencedora….¿Cómo una
comunidad religiosa, con su espíritu de clausura, de celibato, de humildad, de
ascetismo, de escondites…puede educar un pueblo para la democracia en lo civil,
la experimentación en la ciencia y la moral de la razón?” (Francisco Mario
Velásquez A, ob. Cit. pags. 120 a 122).
Obviamente todas estas ideas que despotricaban
de lo tradicional, de la escolástica, del tomismo, en un ministro de educación
que, con la complacencia del gobierno había decidido tomarse la educación del
país, iba a generar serios problemas, especialmente en una sociedad como la
antioqueña, tan apegada a su religión, a sus costumbres, a su moralidad, a su
tradición y a su Partido Conservador.
Todo aquello provocó un enfrentamiento frontal
con la Iglesia colombiana que llevaron hasta la renuncia del Ministerio de
Educación al profesor López de Mesa en agosto de 1935 y su reemplazo por Darío
Echandía.
Recién posesionado como Ministro Darío
Echandía, y cuando se había citado el Congreso Eucarístico en Medellín que se
inició el 14 de agosto de 1935, el Obispo Coadjutor de Bogotá, Juan Manuel
González Arbeláez, llevó a Medellín el Santísimo en avión, por lo que el
Ministro Echandía en el Congreso de la república expresó que ese viaje en avión
lo había hecho el Obispo contra expresa prohibición del Vaticano. No sobra
advertir que Echandía no profesaba el catolicismo
El Obispo González Arbeláez calificó de mendaz
al ministro Echandía. Adicionalmente, ante una imprudente declaración de la
mayoría liberal del Concejo de Bogotá expresando que sólo se asociaría al certamen
en Medellín (el del Congreso Eucarístico) “siempre y cuando los prelados
colombianos se pronunciaran favorablemente sobre la reforma del Concordato, el
establecimiento de la educación laica, la supresión de las misiones
catequizadoras, la adopción del divorcio vincular”, hizo que el Congreso
Eucarístico calificara dicha decisión de “ruin, infame, desvergonzada y
canalla” tomando juramento a la multitud el obispo Juan Manuel González Arbeláez
de “defender a la religión católica a costa de la vida misma”[1].
El enfrentamiento con el Partido Conservador,
obviamente, también fue frontal. El Partido Conservador decretó la abstención
electoral cuando ya López Pumarejo se había posesionado en la Presidencia de la
República, de manera que el Congreso era totalmente liberal.
Para el partido Comunista todo el que estaba en
contra de su ideología, era fascista. Hasta el llamado unirismo de Jorge
Eliecer Gaitán, fundado el 1 de agosto de 1934, fue motejado de fascista[2]: “El
principal enemigo del proletariado, de su partido de vanguardia y de las masas
trabajadoras de la ciudad y del campo, es el partido liberal, sobre todo su
llamada izquierda y dentro de esta izquierda la variedad fascistizante rotulada
unirismo.” (El Bolchevique en su nº 47 de 1935)[3]. El
propio partido liberal atacó a Gaitán: “el caso más grave sucedió en Fusagasugá
en donde una manifestación unirista, ante la que hablaba Gaitán, fue atacada
por grupos liberales, con un saldo de 4 uniristas muertos”[4]. Era
tal el uso del calificativo de fascista a todo lo que no era comunista que el
proyecto de López sobre intervención estatal “era rechazado a su vez por el
Partido Comunista, con el argumento de
que se trataba de una tesis fascista.”[5]
Los sectores productivos del campo se reúnen en
la sede de la Sociedad de Agricultores y se crean la Liga Nacional para la
Defensa de la Propiedad, el Sindicato Nacional de propietarios y de empresarios
agrícolas, auspiciado por el grupo conservador de Los Leopardos liderado por
José Camacho Carreño. Todo, días después de la posesión de López.
López Pumarejo contestó: “..no hay todavía
ningún modo de obrar sobre los propietarios de tierras y grandes industriales
para prevenir los conflictos con un carácter más humano, más liberal, más
generoso, que corrija las injusticias e impida la aplicación de algunos
reglamentos de trabajo, que mantienen al campesino sujeto a un régimen feudal.”
Esa fue la razón por la que López decidió
reformar la constitución e intervenir decisivamente en la economía.
Como respuesta a López, el Sindicato de
Propietarios el 7 de agosto de 1935 se constituyó en agrupación política con el
nombre de APEN que es la Acción Patriótica Económica Nacional (Alvaro Tirado
Mejía; López Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia,
Tomo I, Historia Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 308). Era
tal la tirantez con el gobierno que la APEN elaboró el lema: “Propietarios de
todo el país, uníos” para enfrentarla a la comunista: “Proletarios del todo el
mundo, uníos”
La aprobación de la reforma constitucional de
1936 por un congreso exclusivamente de filiación liberal hizo que la Iglesia y
el partido Conservador hicieran causa común, tanto que esa empatía se pudo
verificar en el famoso Congreso Eucarístico de Medellín.
En el mes de abril de 1936 circularon rumores
de que se preparaban actos de fuerza contra el gobierno de López que llevó a la
detención de militares en Bogotá, Cali, Pasto, Popayán y Manizales; en forma
irresponsable se señaló al Dr. Alfredo Cock Arango, profesor de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Antioquia, como director del inventado complot
contra el gobierno en la ciudad de Medellín[6].
El gobierno de Alfonso López Pumarejo fue un
gobierno liberal, intervencionista (“En la práctica existe una clamorosa
exigencia de que el Estado intervenga en todo, lo dirija todo, regule todo,
apoye todo” dijo López en su mensaje al Congreso en 1936), laicizante,
demagógico y populista. Ante la creencia de un complot contra su gobierno, las
directivas de López alentaron la creación y estímulo a los llamados Frentes
Populares, en forma similar a los que se habían creado en Francia y España, “de
acuerdo con las directrices esbozadas en el VII Congreso de la Internacional
Comunista, reunido en Moscú el 25 de julio de 1935” en donde “se preconizó la
alianza con los socialistas, los radicales y demócratas, frente a los partidos
de derecha” [7].
De estos Frentes Populares hicieron parte
conocidos dirigentes de la izquierda colombiana como Gerardo Molina, Diego Luis
Córdoba y Gilberto Vieira. De este modo, la izquierda pasó a apoyar el gobierno
de López Pumarejo. Se puede decir que “el acta de nacimiento de lo que en
Colombia se conoció como el Frente Popular, fue la manifestación del primero de
mayo de 1936”. En esa concentración compartieron balcón el Presidente López,
Roberto Botero Saldarriaga, liberal, y el dirigente comunista Gilberto Vieira[8].
“Podría decirse que la máxima expresión práctica de lo que fue el Frente
Popular, se dio en el Congreso Sindical de Medellín, reunido a principios de
agosto de 1936. Allí, en un clima de extrema tensión y en medio de
acontecimientos violentos” según Alvaro Tirado Mejía, provocados por las
derechas por cuanto estaban celebrando los 50 años de la constitución de 1886,
se creó la Confederación Sindical de Colombia[9].
Siguiendo las orientaciones del Presidente
López Pumarejo, el gobierno departamental de Antioquia decidió el cambio total
de los profesores conservadores por profesores de filiación liberal en la
facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia. Era el mes de mayo de
1.936. Las reformas que se ventilaban y que dieron lugar a la reforma liberal
constitucional de 1936 dieron lugar a que el dirigente conservador Augusto
Ramírez Moreno, desde la recién inaugurada La Voz de Colombia, dijese: “hay que
desobedecer, los ciudadanos quedan relevados de toda obligación de obediencia a
las leyes inicuas y a las autoridades” (Alvaro Tirado Mejía: “López Pumarejo:
La Revolución En Marcha”)
El año de 1936 en cuanto a la educación se
refiere fue especialmente complejo. Había dentro de la facultad de Derecho de
la Universidad de Antioquia muchas inquietudes respecto al nuevo rumbo trazado
para la universidad por el gobierno centralizador de Alfonso López
Pumarejo. Atentando contra la autonomía
de la Universidad de Antioquia, se expidió la Ordenanza 27 de 1935 que
organizaba el Fondo Acumulativo Universitario para controlar desde Bogotá las
finanzas de la Universidad. Era tan claro el control que quiere el gobierno
López Pumarejo de la Universidad de Antioquia, que consta en el acta 1 de junio
2 de 1.936 de le fundación de la Bolivariana, que los doctores Braulio Mejía y
Emilio Robledo, profesores de la Universidad de Antioquia, expresaron cuando se
les citó para fundar dicha universidad “que en su sentir no era el momento
oportuno de proceder a esas fundaciones porque se precipitaría el conflicto de
la Universidad con grave peligro de ser ésta centralizada de acuerdo con los
anhelos del gobierno”.
La Universidad de Antioquia en 1936 era la
única universidad del Departamento de Antioquia y su rector era designado por
el Gobernador de Antioquia, quien a su vez era designado por el Presidente de
la República. La creación de ese Fondo Acumulativo Universitario atentaba
contra la autonomía de la Universidad de Antioquia y en consecuencia fue objeto
de muchas críticas y cuestionamientos a través de censuras y ataques anónimos.
En el fondo se discutía la autonomía de la
Universidad de Antioquia frente al interés del Gobierno central de López
Pumarejo de controlarla. Como consta en la primera acta de prefundación de la
Bolivariana, esa reunión tuvo como objeto “tratar los actuales problemas que
confronta la Universidad de Antioquia”.
Desde el 11 de mayo de 1.936, el Dr. Guillermo
Jaramillo Barrientos, representante de los profesores en el Consejo Consultivo
de la Escuela de Derecho de la Universidad de Antioquia, cita a una reunión
privada ese mismo día a los siguientes profesores: Alfredo Cock Arango, Julio
Enrique Botero, Rafael Botero R., Bernardo Ceballos Uribe, Cayetano Betancur,
David Córdoba Medina, Bernardo Echeverri, Félix Henao Botero, Alfonso Restrepo
Moreno, Juan Evangelista Martínez, Manuel Restrepo J., Rafael Restrepo M., Francisco
E. Tovar, Lázaro Uribe C., y Nicolás Vélez. De esta reunión surge una
comunicación al señor rector y al decano de Derecho de la Universidad de
Antioquia, fechada el 29 de mayo reclamando por la persecución de los
profesores que no profesan el credo político liberal del gobierno de López
Pumarejo. Dicen los firmantes, Dres. Guillermo Jaramillo Barrientos y Alfredo
Cock Arango: “Tenemos informes dignos de toda fe de que algunos interesados en
las Directivas políticas se ha pactado procurar el retiro de las cátedras de la
Facultad de Derecho de los profesores que no profesan determinado credo
político, y de que se ha planeado llevar a cabo esa medida en forma paulatina,
procurando que algunos estudiantes obstaculicen la labor de determinados
profesores, para obligarlos a abandonar la cátedra.”[10]
El Dr. Alfredo Cock Arango, miembro del Consejo
Directivo de la Universidad de Antioquia expresó: “Aunque no me mezclaba en
cuestiones políticas, encontré improcedente e injusto lo que se planeaba, de
cuyos detalles que discutían en secreto los miembros liberales de esa
Corporación pude informarme por indiscreciones de algún empleado que ellos lo
creían liberal.”[11]
Fue el Dr. Alfredo Cock Arango a quien se le
ocurrió fundar la Universidad Bolivariana: “Como lo que se planeaba era
inevitable y era inútil luchar por cuanto el Gobierno disponía de la facultad
de dictar Decretos-Leyes y sus hombres ocupaban los cargos directivos como
resultado de disposiciones dictadas ad hoc, me pareció más acertado que
empeñarse en una lucha que necesariamente conduciría a la derrota, ganarles de
mano a los adversarios fundando una Universidad Privada, sin trabas partidistas
y que correspondiera, en forma completa, a los ideales del Libertador Bolívar.”[12]
Fue el Dr. Alfredo Cock Arango quien se le
presentó el 1 de junio de 1936 al Párroco de la Iglesia de La Candelaria, Padre
Germán Montoya Arbelaez, y en compañía de Don Rafael Mesa Barrientos, lo puso
“al corriente de las actividades que había venido desarrollando con el objeto
de fundar una Universidad Privada”. “Igualmente lo puse al corriente de los
motivos que me inducían para tratar de procurar la fundación de esa
Universidad, motivos de que me había impuesto en mi carácter de profesor de la
Universidad de Antioquia y de miembro del Consejo Directivo de la expresada
Institución, así como del fracaso de mis gestiones y le pedí su ayuda para
fundar una Universidad Católica, la que se acordó sin vacilar.”[13]
Como consta en el acta Nº 1 de junio 2 de 1936,
se reunieron los siguientes profesores de las facultades de Derecho y de
Medicina de la Universidad de Antioquia: Doctores Braulio Mejía, Emilio
Robledo, Luis E. Arango Pérez, Antonio Osorio I, Alberto Bernal Nicholls,
Dionisio Arango Ferrer, Braulio Henao Mejía, Juan Evangelista Martínez, Rafael
Botero, Alfonso Restrepo Moreno, Bernardo Echeverri, Alfredo Cock Arango, Félix
Henao Botero y Cayetano Betancur, a instancias del párroco de la Iglesia de la
Candelaria, Padre Germán Montoya para fundar una Universidad Católica en
Medellín, ante el laicismo que estaba campeando en la Universidad de Antioquia.
Después de la explicación de la citación por el
Padre Germán Montoya, desde el primer instante, como consta en el Acta 1 de
junio 2 de 1936, toma la palabra el Dr. Alfredo Cock Arango y expresa con mucho
realismo que “estaba de acuerdo con la necesidad de salvar la Universidad y que
veía muy fácil la manera de fundar una Escuela de Derecho que solo requiere
profesores y alumnos pero muy difícil de constituir una Escuela de Medicina por necesitar ésta de
hospital y laboratorios.”
La conclusión de la primera reunión para
evaluar la situación por la que pasaba la Universidad de Antioquia y la idea de
fundar una nueva universidad fue “nombrar una comisión compuesta por los
Doctores Rafael Botero, Bernal Nicholls, Arango Ferrer y Cock Arango para
procurar una reunión en la cual se formaría el comité que haya de hacer los
estudios necesarios para la posible fundación de la Universidad Católica y para
ver la manera de propagar esta idea.”
Es tan claro el liderazgo del Dr. Alfredo Cock
Arango en la idea de fundar a la Bolivariana que no sólo hace parte de la
comisión de cuatro personas designada para tal fin el 2 de junio, sino que tan
solo una semana después aparece citando la segunda sesión del Comité creado
junto con Bernal Nicholls y Arango Ferrer, y ya es el Doctor Alfredo Cock
Arango quien preside.
Se constata en la segunda reunión de junio 9 de
1936 en la que se citó a importantes representantes de la industria, del
comercio y de los gremios de ingenieros, médicos y abogados, que comienza la
reunión el Doctor Alfredo Cock Arango hablando “nuevamente de la necesidad de
organizar una Facultad de Derecho y en cuanto a la Escuela de Medicina expresó
la posibilidad de aprovechar para ésta el Hospital de San Vicente de Paúl que
depende de una Junta privada; para el caso de no aprovecharse éste dijo que
indudablemente Medellín necesita otro hospital y que para obviar la dificultad
del gran costo la nueva Escuela de Medicina podría funcionar con laboratorios
modestos pero suficientes.”
En la segunda reunión fundacional de la
Universidad Bolivariana se crea un nuevo “comité, integrado por representantes
de los distintos gremios, para que continúe el estudio de los diversos
problemas que presenta la fundación de la Universidad Católica.” Y aparece
designado y participando activamente en el nuevo comité el Dr. Alfredo Cock
Arango. En ese Comité también se designan el Doctor Félix Henao Botero, el
Doctor Gil J. Gil, Don Manuel María Escobar, el Doctor Gonzalo Restrepo
Jaramillo, el Doctor Federico Vásquez U. y Don Ramón Echavarría. En esta
segunda reunión aparece como otro gran soporte al lado de Cock, el Presbítero
Félix Henao Botero, quien también es profesor en la Universidad de Antioquia,
defendiendo “la realización de la Universidad Católica” agregando que “en
Antioquia todo es posible.”(Acta # 2)
El 20 de junio de 1936 se reúne por tercera vez
el Comité Pro Universidad Católica, y nuevamente aparece sin falta el Doctor
Alfredo Cock Arango al lado de Don Manuel María Escobar, Don Ramón Echavarría,
y los Doctores Gonzalo Restrepo Jaramillo y Gil J. Gil. En esta reunión se
analiza el nombre de la Universidad dejando en claro que llevaría el de
Católica y se conviene en designar a los Doctores Alfredo Cock Arango y Gonzalo
Restrepo Jaramillo para “inquirir la opinión del Ilustrísimo Señor Arzobispo,
Administrador Apostólico, acerca del proyecto y de la forma en que él
contribuiría a su realización.” (Acta # 3)
En la cuarta sesión del Comité fundacional el
día 23 de junio de 1936, sin falta, acude a la cita el Doctor Alfredo Cock
Arango a la sesión donde están Don Manuel María Escobar, Don Ramón Echavarría,
Don Luis Eduardo Arenas, los Doctores Gil J. Gil, Félix Henao Botero y Federico
Vásquez Uribe, y es el Dr. Cock Arango, una vez abierta la sesión, quien
manifiesta que “en desempeño de la comisión confiada a él y al Dr. Gonzalo
Restrepo J…el Excelentísimo Señor Arzobispo les manifestó que veía con mucha
complacencia las actividades en que éste Comité está empeñado; que desde el
principio expresó al Doctor Félix Henao Botero que él sería el primero en
contribuir a ésta obra.” Ese día el Dr. Cock Arango quedó designado en la
Comisión Económica con el objeto de recoger fondos y llevar “a efecto una
reunión general de individuos de todos los gremios, que puedan interesarse en
la idea de la Universidad Católica”, reunión que sería presidida por el Señor Arzobispo.(Acta
# 4)
La sesión del 30 de junio de 1936 da fé de la
asistencia del Dr. Cock con todos los otros miembros del Comité Fundacional:
Don Manuel María Escobar, Don Ramón Echavarría, Don Luis Eduardo Arenas y los
Doctores Gil J. Gil, Félix Henao Botero, Gonzalo Restrepo Jaramillo, Federico
Vásquez Uribe y León Londoño. En esta oportunidad curiosamente el Dr. Alfredo
Cock Arango no interviene y se nota en la reunión cierta desazón porque no se
vé claro el apoyo del Arzobispo, dado que éste se negó a recibir en su Palacio
a quienes iban a participar de la reunión general de individuos de todos los
gremios interesados en la idea de la Universidad Católica “por su temor de que
la Nunciatura Apostólica por instancias del gobierno llegara a llamarle la
atención, por creerse erradamente que se trata de una guerra a la Universidad
oficial”. Ante esa dubitación de la Curia, el Doctor Félix Henao Botero “se
mostró partidario de que una Junta elabore un plan de acción y lo someta al
Excmo. Señor Arzobispo para que lo bendiga; de que ese plan contenga el
memorándum de razones por las cuales se funda la Universidad Católica, con la
advertencia de que ésta quedará “exenta” es decir autónoma en sus reglamentos,
manejo de dinero, nombramientos, etc., sin depender de la Curia, la que solo
intervendrá en caso de un grave error;”…Preguntado sobre la manera como el
Ilustrísimo Señor Arzobispo podría intervenir indirectamente respondió que por
ejemplo nombrando Rector de una terna que se le presente o aprobando la Curia
los textos de enseñanza.”. (Acta # 5)
La Iglesia dudó de la conveniencia de la
fundación de la Universidad, por lo que el
Padre Germán Montoya Arbeláez “se vió obligado a prescindir de prestar
su cooperación, al menos como Director o Asistente Diocesano de la Acción
Católica”[14].
En esa sesión del 30 de junio de 1936, el Dr.
Gonzalo Restrepo Jaramillo fue enfático en expresar que no se podía fundar una
Universidad Católica “sin el apoyo claro de la autoridad eclesiástica”, por lo
que se comisionó al Doctor Félix Henao Botero para concretar la forma en que el
Arzobispo podría intervenir para prestar su ayuda.[15]
Simultáneamente, se presentan otros sucesos
dentro de la Universidad de Antioquia:
Como consta en el acta Nº 461 de julio 3 de
1936 del Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia, el representante de
los estudiantes en el Consejo Directivo, Emiliano Guzmán Larrea, propuso
formalmente al Consejo Directivo “amonestar al profesorado y al alumnado
universitario para que si están de acuerdo en que en nuestra Universidad no se
rinde culto a Dios, y si consideran también que su integridad de católicos se
está menoscabando, abandonen cuanto antes sus cátedras y sus cursos
respectivamente”[16].
Es miembro del Consejo Directivo de la
Universidad de Antioquia el Dr. Alfredo Cock Arango, quien es profesor de la
Facultad de Derecho desde 1912 y toma la palabra advirtiendo que “en principio
es amigo del Fondo Acumulativo Universitario por cuanto beneficia a la
Universidad”, pero rechaza la proposición del estudiante Guzmán Larrea
calificando ese modo de proceder como inaceptable. El representante de los
estudiantes injuria al Dr. Alfredo Cock Arango y a los profesores diciendo que
“en cuestiones de virilidad los estudiantes van más lejos”, lo que obliga a dos
miembros del Consejo Directivo a dejar el Concejo: el Doctor Miguel María Calle
(profesor de la Facultad de Medicina, exrector de la Universidad y profesor
Distinguido) y el Dr. Alfredo Cock Arango. Este hecho da lugar a la renuncia
irrevocable, dentro del mismo Consejo, del Dr. Miguel María Calle como Profesor
y como miembro del Consejo Directivo.[17]
Volviendo a los sucesos prefundacionales de la
Bolivariana:
En la sexta reunión del Comité Fundacional, que
sesionó el 7 de julio de 1936 y en la cual asistieron Don Manuel María Escobar,
Don Luis Eduardo Arenas, y los Doctores: Félix Henao Botero, Federico Vásquez
Uribe, León Londoño y el infaltable Alfredo Cock Arango, llevó la vocería Félix
Henao Botero, quien había cumplido su encargo de conversar con el Señor
Arzobispo de Medellín, Tiberio de J. Salazar y Herrera, conforme se le mandó en
la sesión del 30 de junio, y expresó que el “Señor Arzobispo escribirá al Señor
Nuncio Apostólico para suministrarle informaciones sobre la obra de la
Universidad Católica a fin de prevenirlo a favor para que no llegue a pensarse
que se trata de acabar con la Universidad de Antioquia. También expresó que
Monseñor Salazar estaba listo a presidir la reunión general que se proyecta
hacer en desarrollo de la obra, a bendecir ésta y que quiere que dicha
bendición se obtenga de los Ilustrísimos Señores Miguel Angel Builes y
Francisco Cristóbal Toro, y que con la elaboración de estatutos no se de campo
a que ocurra lo que al Colegio del Rosario que tuvo su tiempo ateo y estuvo en
manos del Estado con lo que se traicionó la intención de sus fundadores.” (Acta
# 6). No puede olvidarse que el Colegio Mayor del Rosario fue fundado por el
Arzobispo de entonces, Fray Cristóbal de Torres en 1654, y entregado a la orden
Dominica. Era claro que tenía que garantizarse la confesionalidad Católica por
siempre en los estatutos de la nueva universidad.
El acta Nº 7 del 14 de julio de 1936 da fé de
la presencia de Don Manuel María Escobar, Don Ramón Echavarría, Don Luis
Eduardo Arenas, y los Doctores Félix Henao Botero, León Londoño, Gonzalo
Restrepo Jaramillo y Alfredo Cock Arango, donde consta la decisión de iniciar
con la Facultad de Derecho y el colegio para que naciera la nueva Universidad.
De la misma manera se expresa que se espera la respuesta del Nuncio a la
comunicación que le remitió el Arzobispo de Medellín sobre la fundación de la
Universidad.(Acta # 7)
Es una
realidad, tal cual lo había expresado el Dr. Gonzalo Restrepo Jaramillo, que
sin el apoyo expreso de la Iglesia Católica, esta idea se retrasaría.
El Frente Popular gana en las elecciones de
febrero de 1936 en España y el socialismo de Manuel Azaña trata de imponerse.
José Antonio Primo de Rivera, Jefe de la Falange es apresado el 14 de marzo. El
13 de julio es asesinado el líder de derecha José Calvo Sotelo. El 17 de julio
de 1936 se dá el golpe de Estado en España por parte de gran parte del
estamento militar contra la República, dando comienzo a la guerra civil
española. El laicismo, los ataques a la Iglesia Católica, el socialismo
materialista, los Frentes Populares, la centralización de la educación en
cabeza del ideario socialista, todo ello inunda la ideología del momento
generándose reacciones obvias.
El partido Liberal colombiano apoya la
república española, pues la reforma constitucional que hizo en 1936 se inspiró
totalmente en la constitución española de 1930, y en abierta contradicción, el
partido Conservador colombiano apoyó la causa de Franco y a la Falange, ésta
última apoyada abiertamente por el denominado grupo de Los Leopardos (Augusto
Ramírez Moreno, Silvio Villegas, Eliseo Arango, José Camacho Carreño y Joaquín Fidalgo
Hermida). En esta época el periódico El Colombiano “destinó una página a la
sección de las derechas con el nombre de Jerarquía, bajo la dirección de Juan
Zuleta Ferrer, Tulio González y Gilberto Alzate Avendaño”[18]. Sin
duda alguna “la opinión pública colombiana se dividió en forma sistemática.”[19]
En agosto 22 de 1936 se publica el Acto
reformatorio de la Constitución conservadora de 1886, y se establece que la
propiedad es una función social. La reforma constitucional esencial es aprobada
por un Congreso que proviene exclusivamente del Partido liberal, pues el
Partido Conservador había ordenado la abstención electoral.
En el mes de agosto de 1936 la crisis en la
Universidad de Antioquia estaba llegando a su plenitud, pues los estudiantes
adictos al gobierno de Alfonso López Pumarejo pidieron la destitución del
profesor de Derecho Alfredo Cock Arango porque “sus actividades políticas le
han acarreado la desconfianza unánime del estudiantado”[20], tal
como expresamente consta en el Acta 467 del 29 de agosto de 1936. A la par,
otro grupo de estudiantes de Derecho le pedía al Consejo Directivo de la
Universidad de Antioquia no permitir la separación del Dr. Cock Arango. El
Consejo Consultivo del Liceo Antioqueño pide al Consejo Directivo de la
Universidad de Antioquia que el Dr. Cock sea retirado de sus cátedras en la
Escuela de Derecho porque “se le han hecho cargos graves por parte del
Gobierno, como conspirador contra el orden público”. Esa presunta conspiración
fue un invento de un teniente y un coronel y dio lugar a un debate en el Senado
del cual rieron los senadores restándole total importancia, pero de él se
aprovecharon los enemigos del Dr. Cock en la Universidad de Antioquia.
El Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia
se divide, unos, la mayoría, apoyan al gobierno de López Pumarejo contra Cock y
aprobaron la siguiente moción: “El Consejo Directivo de la Universidad de
Antioquia en consideración a los memoriales que acaban de leerse relacionados
con el profesor Dr. Alfredo Cock y en atención a las declaraciones hechas por
el señor Ministro de Guerra en el Senado de la República, en las cuales se
inculpa al profesor Cock de haber participado en reuniones de carácter político
subversivas con el objeto de trastornar la situación legal del país, se permite
invitar al citado profesor Dr. Cock a que manifieste su voluntad de acatar el
orden legal de la nación y las instituciones vigentes, como lo prometió al
tomar posesión de sus cargos en la Universidad de Antioquia”. Otros, como
Eudoro González Gómez y Jesús María Duque, defendieron a Cock y expresaron que
lo que se estaba haciendo contra el Dr. Alfredo Cock Arango “no era digno de
una Corporación como el Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia porque
en ella se manifestaba el sectarismo político.”[21]
Consta en el acta 468 del 4 de septiembre de
1936 del Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia, que ante la
proposición aprobada en el Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia por
mayoría, contra la expresa negativa de Eudoro González y Jesús María Duque, el
siempre combativo Dr. Alfredo Cock Arango, contestó a ese organismo el 31 de
agosto: “o los señores del Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia que
aprobaron la moción, me consideran un caballero y un hombre de conciencia que
sabe cumplir un juramento prestado al tomar posesión del cargo de profesor, o
me tienen por un hombre sin moral capaz de violar ese juramento; en el segundo
caso no han debido elegirme profesor y deben destituirme para lo cual tienen la
autoridad que da el número; en el primer caso, por qué se me pregunta si estoy
dispuesto a cumplir la palabra y el juramento prestados?”[22]
Los profesores de la Facultad de Derecho
enviaron también una comunicación solidarizándose con el Dr. Alfredo Cock.
Suscribieron esa comunicación los Doctores: Bernardo Echeverri, Guillermo
Jaramillo Barrientos, Alfonso Restrepo Moreno, Rafael Restrepo M., Juan
Evangelista Martínez, Julio Enrique Botero, Francisco E. Tovar, Eudoro González
Gómez, Nicolás Vélez, Bernardo Ceballos, Manuel Restrepo Jiménez, Cayetano
Betancur, Félix Henao Botero y Rafael Botero. En esa sesión, el Dr. Eudoro
González Gómez “habló acerca de la proposición que había dado lugar a la carta
del Dr. Cock y de las consecuencias que podrían sobrevenir si no se revocaba.
La mayoría del Consejo estuvo en contra del Dr. Cock, de las comunicaciones de
los profesores de Derecho, y en contra de la propuesta firmada y presentada por
los miembros del Consejo Directivo Eudoro González y Jesús María Duque.[23]
Alfredo Cock Arango escribe al Consejo
Directivo una comunicación el día 7 de septiembre de 1936 dejando constancia de
lo descomedida que fue la proposición aprobada por mayoría del Consejo
Directivo del 29 de agosto, puesto que el Consejo Directivo no tenía ninguna
facultad legal ni constitucional para exigirle “un nuevo juramento” o para
“invitarlo” a “hacer determinadas manifestaciones”, ni tenían facultad alguna
para constituirse en “funcionarios de investigación”; ni tenían ninguna
autoridad para “haber establecido un “nuevo sistema de averiguaciones o el
nuevo género de pena infamante que quieren aplicar”. El Dr. Cock enfáticamente le
niega al Consejo Directivo todo derecho para exigirle nuevos juramentos y
promesas a trueque de conservarlo en las cátedras que regenta, por lo que les
manifiesta que queda a la espera de su destitución. (Acta 470 del 15 de
septiembre de 1936 del Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia)[24]
El día 7 de septiembre de 1936 los profesores
de derecho ante la “marcada y manifiesta hostilidad política por parte de las
personas y entidades que oficialmente tienen intervención directa en la marcha
de la Universidad”, como “la pública y reiterada manifestación hecha por las
entidades departamentales en el sentido de querer prescindir totalmente de
nuestros servicios para que el partido de gobierno pueda asumir la plena
responsabilidad en la enseñanza de la Universidad”, “la intervención que
estimamos parcial de las autoridades de la Universidad en las actividades
electorales de los estudiantes, intervención que nosotros consideramos ilegal y
arbitraria y que se llevó a efecto a pesar de nuestra respetuosa y oportuna
solicitud en contrario”, “La negativa dada por el Honorable Consejo
Directivo…al respetuoso y razonable memorial por medio del cual la mayoría de
nosotros solicitó que fuera revocada una proposición aprobada por esa entidad y
que nosotros consideramos que debió reponerse por razones de orden legal y por
elementales principios de justicia”, renuncian a sus cátedras: Bernardo
Echeverri, Juan Evangelista Martínez, Julio Enrique Botero, Guillermo Jaramillo
Barrientos, Bernardo Ceballos Uribe, Manuel Restrepo J., Alfonso Restrepo
Moreno, Félix Henao Botero, Francisco E. Tovar, Eudoro González Gómez, Nicolás
Vélez B., Cayetano Betancur y Rafael Restrepo M.[25]
Hay constancia expresa en el acta Nº 8 de
septiembre 8 de 1936 que la nunciatura ha expresado su apoyo total a la
fundación de la nueva Universidad y que para ello se apoyaría en el concordato
suscrito con el Gobierno colombiano, sobre cuya base el Arzobispo podría dictar
un decreto fundacional que estaba presto a dictar. También en esta reunión
estuvo el Doctor Alfredo Cock Arango.
El 9 de septiembre de 1936, “a los dos días de
que se produjo la renuncia de los profesores de la Facultad de Derecho y al
siguiente día de que los de la Facultad de Medicina renunciaron, los
estudiantes conservadores aprobaron una proposición: …”El Comité Conservador de
la Escuela de Derecho ordena el retiro inmediato y definitivo de todos los
estudiantes conservadores de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la
Universidad de Antioquia”.[26]
Los estudiantes conservadores de Derecho
estaban en la calle, la preocupación del Dr. Alfredo Cock Arango de que con
ocasión de todos los sucesos narrados éstos estudiantes vieran truncado su
futuro, y lo avanzado del propósito de fundar una Universidad Privada como lo
demuestran las actas, especialmente la del 8 de septiembre, donde se tiene ya
noticia del apoyo definitivo de la Iglesia para expedir el Decreto fundacional
apoyada en el concordato, hacen que Alfredo Cock Arango reaccione, y ante un
encuentro fortuito con los estudiantes en el Parque Berrío y la solicitud de
éstos de que se dé comienzo a la Universidad así sea en “una manga”, decide
citar a la primera clase, de Derecho Romano, ese mismo día a las 4.00 p.m. en
las instalaciones del Pasaje Bolívar, gracias al apoyo de Don Alejandro Angel,
propietario del mismo. Cock entrega trescientos pesos y con ello se hace a unos
bancos que se utilizaron en el Congreso Eucarístico que se celebró en Medellín
en 1935[27].
Es tan importante este 8 de septiembre de 1936
a las 4.00 p.m., donde desde ese instante comienza, nace realmente la
Universidad Pontificia Bolivariana, que dejemos al Dr. Alfredo Cock Arango
relatarlo:
“Esta actitud de los estudiantes me creó uno de
los conflictos de conciencia más graves que me ha tocado afrontar en mi vida,
porque no ignoraba que ellos obraban así por la persecución de que era víctima
el que esto escribe por parte de los dirigentes de la Universidad y en el fondo
su actitud podía representar y en efecto representaba para muchos de ellos la
pérdida de la carrera comprometiendo su porvenir y causándole evidente
perjuicio a sus padres.
Al salir de mi casa a eso de las dos de la
tarde hacia las oficinas de la Cruz de Malta iba meditando en lo que acabo de
expresar y cuando había caminado unas seis o siete cuadras me encontré de manos
a boca en la esquina Nororiental de la Plaza de Berrío, donde se encuentra el
templo de La Candelaria con un numeroso grupo de estudiantes que gritaban y
agitaban banderas azules alborotadamente.
Los estudiantes al verme me rodearon gritando
vivas y lanzando mueras contra los dirigentes de la Universidad. Tan pronto
como me fue posible hacerme oir, les puse de presente las consecuencias de su
actitud con lo cual estaba seriamente preocupado y les hice presente mis
agradecimientos por su gallardía y finalmente los exhorté a regresar a las
aulas a fin de que no comprometieran su porvenir.
Al mismo tiempo les anuncié que todo se reducía
a que tuvieran un poco de paciencia mientras se lograba fundar una Universidad
Católica en lo cual se estaba trabajando activamente desde hacía varios meses.
A este respecto detallé las actividades del Comité Pro Universidad Católica y
el apoyo del representante de su Santidad a dicha obra.
Cuando terminé mi razonamiento uno de los
estudiantes del grupo hablando en su nombre y en el de sus compañeros manifestó
según palabras textuales que mi memoria ha conservado: “No queremos volver a la
Universidad de Antioquia y si se ha de fundar una nueva Universidad que se haga
ahora mismo aunque sea en una manga. Con gusto oiremos a los profesores
sentados en el suelo.
En un edificio de propiedad de Don Alejandro
Angel se utilizaban dos salones para el funcionamiento de la Cruz de Malta y de
la Bolsa del Trabajo, entidades que controlaba yo en forma completa. Cuando
escuché la respuesta de los estudiantes a mis exhortaciones en el atrio de la
Candelaria de Medellín para que regresaran a las aulas pensé que no obstante
tratarse de un lugar non santo estos
salones podía servir para empezar la nueva Universidad. Igualmente recordé que
en el bloque del edificio de que se trata ocupado por mí había otros salones
igualmente espaciosos desocupados, lo que me dio la idea de hablar
personalmente con Don Alejandro Angel para notificarle el nuevo empleo que
había resuelto darle a los locales citados y pedirle muy comedidamente que nos
permitiera ocupar otros para poner en funcionamiento la Universidad.
De hecho en el bloque mencionado se podían
albergar más de 300 estudiantes y en todo caso la totalidad de la Escuela de
Derecho, cuanto más los que habían abandonado la Universidad de Antioquia, con
los cuales se podía empezar la nueva Universidad.
Esta inspiración del momento decidió en un
segundo lo que había estado quebrando la cabeza por largos meses a los señores
miembros del Comité Pro Universidad Católica, pues en un acto de audacia casi
inexplicable en un tímido profesor como yo y sin tener la menor probabilidad de
que el Señor Angel consintiera en entregar un edificio que representaba un
valor de centenares de miles de pesos a una turba indisciplinada de estudiantes
que vagaban por las calles lanzando gritos y a un profesorcillo idealista
perseguido por el Gobierno para que lo utilizaran en una universidad
problemática sin pagar arrendamiento y sin responder por los deterioros tomé la
determinación de fundar la nueva Universidad en el edificio del Señor Angel,
situado como queda dicho en lugar poco decente.
Pedí silencio a la turba estudiantil y le dije
“Hoy mismo empezará a funcionar la nueva Universidad y a las cuatro de la tarde
dictaré la primera clase en los locales donde funcionan la Cruz de Malta y la
Bolsa del Trabajo y eligiendo de entre los estudiantes a dos de ellos que
parecían ser sus capitanes los invité a que me acompañaran a las oficinas del
Señor Angel, situadas a unos cincuenta o sesenta metros aproximadamente del
lugar donde nos encontrábamos.
Me abstuve de decirles a los estudiantes lo que
proyectaba para evitar que nos siguieran y les supliqué que estuvieran listos
los de Derecho Romano a las cuatro en el lugar que les había indicado y que
todos conocían como miembros que eran de la asociación.
Don Alejandro nos recibió con toda amabilidad
sin hacernos esperar. Oyó mi solicitud, llamó a un empleado para que le trajera
el plano del edificio que por notable coincidencia se llamaba Edificio Bolívar
construido en cuatro bloques en cruz separados por pasajes cubiertos de donde
le viene el nombre que le dá el vulgo de Pasaje Bolívar y me invitó a indicarle
sobre el plano lo que deseaba.
Con el deseo de no excederme en mis
pretensiones y evitar una negativa señalé en el plano las oficinas del segundo
piso del bloque donde funcionaba la Cruz de Malta y Bolsa del Trabajo y el
propietario sin hacer observaciones, ni imponer condiciones y del mejor grado
hizo llamar por teléfono al encargado del edificio y le dio las órdenes del
caso para que pusiera a mi disposición los salones desocupados que había
señalado en el plano y le manifestó que procediera a pedir a los inquilinos los
otros del mismo bloque a fin de que pudieran ser utilizados por la nueva
Universidad cuando lo requirieran la necesidades lo que efectivamente hizo….
Dios nos había dado albergue poniendo su mano
sobre el corazón del señor Angel, pero faltaban los mobiliarios y enseres
indispensables, pero también a ello acudió la Providencia haciéndome recordar
que la Curia Metropolitana estaba vendiendo a precios bajos los bancos de
madera ordinaria que habían sobrado del Congreso Eucarístico reunido algún
tiempo antes en la ciudad de Medellín.
Inmediatamente recibí el edificio o mejor dicho
las llaves de los salones del “Pasaje Bolívar” de manos del administrador o
conserje me trasladé en un taxi a la Curia y negocié con el Canónigo, documento
que conservo como una reliquia y que a la letra dice: “Medellín, Septiembre 8
de 1936. Recibidos de Alfredo C. Trescientos pesos ($ 300,00) por bancos
Congreso Euc. (Fdo.) Rafael M. Garcés, Canónigo…”
El señor Canónigo me entregó a cambio del
dinero una orden para el Sacristán de la Catedral Metropolitana para que me permitiera
escoger y retirar los bancos comprados, algunos de los cuales se conservan
cuando esto escribo en la Universidad Católica (hoy Pontificia) Bolivariana,
según entiendo como una reliquia histórica, advirtiéndome que escogiera bien,
pues la mayor parte estaban rotos y muchos en estado de no poder ser
utilizados.
Provisto de la orden y de un camión me trasladé
a la Catedral y hecho el escrutinio de los bancos almacenados en una de las
sacristías los hice trasladar al Pasaje Bolívar, precisamente al tiempo de la
cita para empezar las clases donde encontré los estudiantes que acudieron a
descargar el camión y a situar los bancos en los salones.
El dueño de un café vecino, simpatizante con el
movimiento nos proveyó de una mesa y de una silla, cátedra desde la cual dicté
la primera clase de la nueva Universidad. Era el 8 de septiembre de 1936 a las
4 y media p.m.”[28]
El maravilloso sueño era una realidad. Los
hechos se adelantaron a la juridicidad. La clase de Derecho Romano había
fundado a la Facultad de Derecho y ésta a la Universidad Pontificia
Bolivariana.
El 11 de septiembre de 1936, como consta en el
acta 469 del Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia, se leyó “la
comunicación de los profesores de la Facultad de Derecho por la cual presentaron
renuncia irrevocable de sus cátedras en dicha Facultad.”[29].
Renunciaron: Bernardo Echeverri, Eudoro González Gómez, Juan Evangelista
Martínez, Nicolás Vélez, Julio Enrique Botero, Guillermo Jaramillo Barrientos,
Bernardo Ceballos Uribe, Cayetano Betancur, Manuel Restrepo Jiménez, Alfonso
Restrepo Moreno, Félix Henao Botero, Francisco E. Tovar, Rafael Restrepo Maya,
David Córdoba Medina y Rafael Botero. En su renuncia, los firmantes advirtieron
que las Directivas de la Universidad, que apoyaban el régimen liberal de López
Pumarejo, habían intervenido no permitiendo que hubiese un voto libre y
espontáneo de los profesores y de los alumnos de la Universidad en las últimas
elecciones que se verificaron dentro de la Universidad para renovar el Consejo
Directivo. También se dejó constancia de sentimientos de hostilidad contra los
profesores de la Facultad de Derecho.
La Facultad de Medicina también estaba
solidarizada con el Dr. Cock Arango y los profesores de Derecho, considerando
que se trataba de una persecución a los profesores conservadores. El mismo 11
de septiembre, como consta en el acta, se leyó la renuncia irrevocable de los
doctores Braulio Mejía, Miguel María Calle, Gil J. Gil, Luis E. Arango Pérez,
Pedro Nel Cardona, Eliseo Velásquez Mejía, Gustavo Uribe Escobar, Gabriel Uribe
Misas, Alberto Gómez Arango, Jesús Yepes Cadavid, Rafael Mejía Uribe, Jesús
María Duque, Dionisio Arango Ferrer, Braulio Henao Mejía, Alberto Bernal
Nicholls, Antonio Osorio Isaza, Martín E. Noreña, Samuel Misas, y la verbal de Jorge
Cock Quevedo.[30]
Ante la real fundación de la Universidad con el
comienzo material de las clases el 8 de septiembre, el Dr. Cock Arango, luego
de dictar las clases del siguiente día 9 de septiembre, “fue a visitar al
Excmo. Señor Arzobispo para darle cuenta de que la nueva Universidad había
empezado a funcionar de hecho.
Efectivamente (dice Cock) referí al Señor
Salazar y Herrera los hechos sin omitir el menor detalle y terminé suplicándole
que se dignara acoger este principio de Universidad bajo su paternal protección
y le impartiera su bendición, a todo lo cual accedió el egregio Prelado con
singular complacencia y alegría dándole así su soplo de vida a la fundación.”[31]
Ya todo decidido, y contando con los profesores
de derecho de la Universidad de Antioquia que habían renunciado, se hizo la
última reunión el 14 de septiembre de 1936 donde se leyó el Decreto Arzobispal
fundando la Universidad Pontificia Bolivariana (Acta Nº 9).
A esa solemne sesión no podía faltar el Dr.
Alfredo Cock Arango. Se deja expresa constancia de “3. Que hay necesidad
urgente de fundar en nuestra República de Colombia centros de enseñanza
netamente católicos, que opongan la luz de la verdad y de la conciencia
cristiana a la nube de errores e impiedades que amenazan hoy no solamente la
paz y la tranquilidad sociales sino la existencia de la misma sociedad y que
tienden a convertir los campos de la patria en un lago de lágrimas y de
sangre.”
El día 15 de septiembre de 1936, como consta en
el acta 470 del Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia, después de
leerse la comunicación del Dr. Cock de 7 de septiembre, la Universidad de
Antioquia lo sustituye en sus cátedras y califica su “conducta de irrespetuosa
e injuriosa”.[32]
Fue tan convulsionado el año de 1936 en la
historia política del País que “el propio presidente López, en un discurso que
pronunció en el mes de diciembre de 1936, en Barranquilla, habló de que era
necesaria una pausa en las reformas para consolidar lo que hasta allí se había
hecho y evitar una confrontación mayor que perturbara la paz pública.”[33]
En comunicación de fecha julio 4 de 1.940
suscrita por el Padre Germán Montoya Arbelaez al Dr Alfredo Cock Arango, aquel
le manifiesta a éste, rememorando la fundación de la Bolivariana: “sólo me
resta reiterarle una vez más mis cordialísimas felicitaciones por la bella
idea, la que hoy, gracias a la comprensión que ella tuvo y al entusiasmo que
usted puso en su realización, es una gloria para la nación y un motivo de
orgullo para Antioquia, sintetizados en la realidad tangible de la Universidad
Católica Bolivariana; Dios y la Patria tendrán muy en cuenta su labor, Dr.
Cock: el primero escribiendo su nombre en el Libro de la Vida, y la segunda: en
el escalafón de los hombres que inmortalizaron su nombre vinculándolo a una
obra que resistirá el embate de todos los tiempos.”[34]
La Universidad Pontificia Bolivariana se erigió
dentro del pensamiento conservador, lo que obliga a esta Tertulia Conservadora
de Antioquia que se ha apersonado de hecho de esa ideología dada la penuria del
Partido, a hacer un reconocimiento especial a esta ínclita institución, y en
forma muy especial a su gran Facultad de Derecho, que como hija de los nobles
idearios políticos que profesamos y profesaron sus fundadores a quienes hemos
querido recordar en esta páginas, ha sabido tener por encima de cualquier
interés a la ciencia, a la virtud, desde y hacia el catolicismo que profesamos,
recordando las enseñanzas de Pasteur: “Un poco de ciencia nos aparta de Dios. Mucha,
nos aproxima a El”.
Señor Rector, Señores Vicerrectores, Sra.
Secretaria General, Señor Decano de la Facultad de Derecho, nunca releguen los
orígenes de esta grandiosa institución, y llévenla a las más altas cimas del
prestigio intelectual, sin olvidar nunca, el verdadero ideal que la hizo nacer,
ni a sus forjadores; entre todos ellos, de una manera muy especial, al Dr.
Alfredo Cock Arango, quien merece un digno y reconocido lugar, especialmente en
la Facultad de Derecho de esa benemérita institución.
Vida eterna por Antioquia a la Universidad
Pontificia Bolivariana.
Medellín, mayo 22 de 2016.
JULIO ENRIQUE GONZALEZ VILLA
[1]Alvaro Tirado Mejía; López
Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia
Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 319.
[2]Alvaro Tirado Mejía; López
Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia
Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 310.
[3]Alvaro Tirado Mejía; López
Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia
Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 311.
[4]Alvaro Tirado Mejía; López
Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia
Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 310.
[5]Alvaro Tirado Mejía; López
Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia
Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 311.
[6]Alvaro Tirado Mejía; López
Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia
Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 314.
[7]Alvaro Tirado Mejía; López
Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia
Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 311.
[8]Alvaro Tirado Mejía; López
Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia
Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 311.
[9]Alvaro Tirado Mejía; López
Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia
Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 312.
[10]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 35
[11]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 41
[12]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 41
[13]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 42
[14]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 43
[15]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 14
[16]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 25
[17]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 26.
[18]Alvaro Tirado Mejía; López
Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia
Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 317.
[19]Alvaro Tirado Mejía; López Pumarejo:
La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia Política
1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 315.
[20]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 27.
[21]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 27.
[22]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 47.
[23]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 28.
[24]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 31.
[25]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 38.
[26]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 55.
[27]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación. Universidad
Pontificia Bolivariana. Pag. 56.
[28]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pags. 56, 57, 58 y 59.
[29]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 29.
[30]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 31.
[31]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 59.
[32]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 30.
[33]Alvaro Tirado Mejía; López
Pumarejo: La Revolución en Marcha; Nueva Historia de Colombia, Tomo I, Historia
Política 1886-1946; Ed. Planeta, Bogotá, 1989, pag. 328.
[34]Javier Piedrahita Echeverri
Pbro. Cuadernos del Cuadragesimo Aniversario 1936-1976. La Prefundación.
Universidad Pontificia Bolivariana. Pag. 42.